Capítulo 2. Un objeto rubio volador identificado

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- ¡CUIDADO! – volaron carpetas, carteras, Ipods, café…

- ¡AUCHHHHH! ¡QUEMA, QUEMA!- gritaba Luisita mientras trataba de sacudirse el café que pintorescamente reposaba ahora sobre su camisa de la suerte - ¿SE PUEDE SABER QUE HACES? MIRA, PERO MIRA COMO ME HAS DEJADO

- Oye ya cálmate, perdona es que..

- ¡ES QUE NADA! ¡QUE ME CALME NADA!, ¿ERES CIEGA O QUE? - le decía la rubia muy malhumorada

- Bueno, bueno tranquila shhhhh, cálmate, tampoco es para tanto es apenas una manchita - se defendía la deportista que miraba con asombro el escandalo que hacia la rubia

- ¿MANCHITA? ¿MANCHITA? ¿ESTO TE PARECE UNA MANCHITA? ¿SABES CUANTO SALE ESTA CAMISA? ¿ACASO NO RECONOCES ESTA CARA? ¿ACASO NO SABES CON QUIEN ESTAS HABLANDO?

- Uy, usted perdone no me di cuenta, disculpe, no sabia que estaba hablando con la PUTA REINA DE INGLATERRA - le contestaba mientras hacia a modo de burla una reverencia

- A ver ya que eres tan graciosa, dime ¿que hago ahora? Tengo un asunto importantísimo y no me puedo presentar con esta mancha enorme en mi ropa, y tu, tu haciéndote la graciosa. ¡YA DEJA DE REIRTE! - se ponía como loca al ver que la morena tenia una sonrisa burlona en su rostro

- Uy mira se me acaba de ocurrir una idea, escucha bien. Paso uno: vuelves a tu casa. Paso dos: te cambias, ¿me oyes bien? Te cambias – y Amelia seguía burlándose de la rubia

- Pero que lista eres – toma aire - ¿NO TE DAS CUENTA QUE ESTOY APURADA? SOY LUISITA GÓMEZ, LA FOTÓGRAFA MÁS FAMOSA DE NEW YORK. TODAS LAS REVISTAS QUIEREN QUE YO TRABAJE CON ELLOS Y HOY CIERRO UN TRATO IMPORTANTE Y NECESITO MI CAMISA DE LA SUERTE Y…

- Bueno, calma señorita famosa y ven conmigo – decía Amelia mientras agarraba la mano de la chica y la tironeaba entrando a una tienda que tenían justo enfrente.

- ¿Qué haces? Tengo que irme llego tarde, además no creo que tu puedas pagar la ropa de este negocio, con la pinta que te cargas, mejor déjame a mi que me la ..

- ¡POR DIOS! – la morena baja la voz porque nota que las empleadas la están mirando - ¿Que nunca te callas? Tu elige algo que te sirva y métete al probador que yo me encargo del resto, ¿si? – le decía Amelia que ya había perdido la paciencia con la rubia

- ¿Qué elija algo dices? Como si algo de aquí podría reemplazar a mi camisa de la suerte – decía la rubia mirando a la morena

- Bueno a ver... ¿Qué tal esto? – le mostraba una camisa blanca muy fina

- No

- ¿No? Bueno esta bien y… ¿Qué tal esta? - esta vez era una camisa negra con mangas

- Menos – contestaba Luisita sin siquiera mirar la camisa

- ¿Y esta? – hacia el gesto pero en realidad no estaba agarrando ninguna prenda

- Tampoco

- ¡BUENO YA! ¡Ni siquiera estás mirando! – ahora si había despertado a la bestia - Me cansaste – le decía Amelia mientras tirando de su brazo la metía al probador - Te pones esta otra camisa parecida a la que tenias y listo – salió del pequeño cubículo dejando a la rubia con la boca abierta a punto de protestar

- ESTA CAMISA NI SE PARECE A MI CAMISA, ESTA CAMISA ES, ES… – decía mientras se la ponía – ES… perfecta, me queda perfecta – salía del probador – Oye quien diría que alguien como tu tendría buen ojo – levanta la vista buscando a la morena sin tener suerte – Disculpe señorita, ¿la morena que venia conmigo donde se ha ido? – le preguntaba Luisita a una de las chicas que trabajaba en la tienda

- ¿Cuál? ¿La morena muy pero muy guapa, con una cola que te dan ganas de…

- No te pases que ya entendí, ¿la has visto o no? - Luisita le dice a la empleada con mala cara

- Pues si, se fue. Pago la camisa y se fue.

Departamento de Amelia 11:00 hs

- ¿Acaso tu no sabes quien soy? Soy Luisita Gómez bla bla bla – repetía Amelia mientras entraba a su departamento dispuesta a pegarse una ducha – Pero habrá que ver la cantidad de locas que hay sueltas en la calle

Sus pensamientos fueron interrumpidos por su móvil

- ¿Quién de todas será? – se preguntaba mientras miraba que en la pantalla del móvil solo se leía "chica rubia de pub" - ¡Hola rubia!

- ¡Hola preciosa! ¿Te acuerdas de mí?

- Mmmm si claro, tú eres la chica que conocí en el Pub, aquella vez – Amelia iba con cautela

- Pero muy bien, muy bien ¿me puedes decir entonces si nos vemos esta noche?

- Solo tienes que decirme por donde y a que hora paso por ti nena – contestaba Amelia con una sonrisa muy picara en la cara.

Así es, una más. Una chica más que caía en los brazos de la deportista. Nunca se aprende sus nombres, nunca más de una noche, nunca hacer el amor, sólo sexo, simple y puro sexo

Ya en Europa Amelia había salido con toda clase de chicas, famosas, no famosas, deportistas, modelos, arquitectas, etc. Su reputación de mujeriega era conocida por todas y aun así ninguna se le negaba

- Ok, bye – cierra su llamada una vez que tiene todos los datos necesario – Marisa, Marisa, Marisa – se repetía así misma – Ma – ri – sa se llama Amelia no te olvides – se volvía a repetir pero esta vez dándose pequeños golpes en la frente - Menos mal que no se llama Luisita Gómez la famosa fotógrafa bla bla bla – volvía a aparecer la rubia en su cabeza mientras se metía a la ducha - Ya Amelia concéntrate… Marina.. no, no, no, era Martita… no, no, uffff ¿cómo era?

Estudio de fotografía de Luisita 13:00

- Muy bien señores, de más esta decir que exijo lo mejor de ustedes, como así también ustedes van a tener lo mejor de mi – Luisita estrechaba la mano de varios señores en traje mientras estos se iban retirando del salón - Hasta pronto - los despedía - ¡ROCÍO UNA ASPIRINA URGENTE! - demandaba la fotógrafa a su asistente

- Aquí tienes Luisita, ¿me puedes explicar que diablos te pasó? ¿Por qué llegaste tan tarde? Ya no sabía que hacer para entretenerlos

- ¿Qué me pasó? ¿Qué me paso quieres saber? Una inútil me paso. Una estúpida que con su cuerpo todo marcado, su hermosa sonrisa, sus espectaculares piernas se piensa que puede andar llevándose a todo el mundo por delante – explicaba mientras se movía de un lado al otro recogiendo cosas, ordenando papeles.

- ¿Sonrisa hermosa? ¿Piernas espectaculares? ¿De que hablas Luisita? ¿Me puedes explicar mejor? - exigía Rocío

- Nada, nada Rocío ya déjalo. ¿Oye alguna novedad? ¿Algún llamado? ¿Llamo Beth o mis padres?

- No ellos no llamaron, la que si llamó fue Elena, y dijo que te espera en el restaurante de siempre para almorzar - afirmaba su asistente mientras inspeccionaba su libreta de llamadas

- ¿PARA ALMORZAR ME DICES? Pero Rocío, ¿cómo me dices eso ahora? ¡Si ya es la hora de almorzar pasadas! Por dios que Elena me va a matar – agarra sus cosas y sale protestando del estudio rumbo al restaurante

Por las calles de Manhattan, cerca del estudio de Luisita

- A ver, a ver un buen lugar para disfrutar de la comida vegetariana por aquí – se preguntaba Amelia mientras miraba para todos lados para ver que podía encontrar

Cuando gira de golpe…

– CUIDADOOOO – esta vez no volaron objetos sino que voló una rubia a la que Amelia identificaba y recordaba muy bien

Cuando, donde y como el amor quieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora