Capítulo 14. Voy por ti

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- Quiero saber si yo… si yo – se señalo a si misma – aunque te tenga a ti y tenga a papá puedo elegir a alguien para que sea mi otra mamá. Si… si puedo elegir a otra persona para decirle mamá. Porque yo se que me quiere mucho, mucho como me quieres tu o papá y yo la quiero mucho, mucho a ella – finalizó Beth sin mirar a su madre

Al ver que su madre no había entendido del todo volvio a hablar

- Mamá quiero saber, ¿si puedo preguntarle a Amelia si quiere ser mi otra mamá?

TUUUUU... TUUUUU... TUUUUU...

Comenzaron a sonar bocinas de los coches que estaban atras de Luisita

"Muevete idiota! ¿O acaso no ves la luz verde?"

TUUUU... TUUUUU....

Pero Luisita no reaccionaba ante las protestas de los demás conductores. Todavía seguía procesando cada palabra que le había dicho Beth. Por primera vez en su vida no tenía todas las respuestas para su hija

¿Que le iba a decir?

- Espera… espera Beth – Luisita trataba de aparcar su coche a un costado de la calle, este tipo de preguntas deberían estar prohibidas cuando uno maneja, como usar el móvil o manejar borracha – Puuffff – suspira y respira hondo – A ver, Beth. Tú no puedes andar por la vida eligiendo gente para que sea tu madre – la rubia no estaba segura de las palabras que salían de su boca

- Pero… - Beth interrumpía

- No. Espera déjame hablar. Ser madre implica muchas cosas no sólo divertirse como tú te diviertes con Amelia. Tú y ella se llevan muy bien lo entiendo, por eso son amigas – explicaba Luisita

- Pero mami… ¿tú me quieres? – preguntó la niña

- Si, por supuesto pero…

- Amelia también me quiere… ¿Tú me cuidas? – la madre asistió – ¿Ves? Amelia también lo hace

- Beth cariño, se que te has encariñado mucho con ella pero no puedes pedirle eso. Algún día ella va a tener su propia familia, sus propios hijos – a Luisita se le formaba un nudo en el estomago de solo imaginarse a la morena armar su vida con otra mujer

- Y bueno serán mis hermanos entonces – la lógica de la niña era acertada

- Lo siento pequeña pero no puedes preguntarle eso a Amelia, no es correcto – concluyó Luisita volviendo a arrancar el coche y mirando de reojos a su hija como se echaba contra el vidrio haciendo pucheros

Departamento de Luisita

Apenas entraron a la casa, Beth salió corriendo a su habitación como si estuviera preparándose para los 400 metros llanos de las olimpiadas. Ni siquiera se detuvo a saludar a sus tías. Entró y pegó un portazo

- Guaauuu esa cara no debe significar nada bueno – decía Marina que había observado todo el trayecto de la pequeña hasta su habitación - ¿Qué pasó? ¿Coqueteó con alguna camarera de nuevo? Al paso que va esta niña va a tener más conquistas que Brat Pitt. ¿Y tú por qué traes esa cara? Habla Luisita que me estas preocupando – la abogada se empezaba a poner sería al ver la cara que traía su amiga

Cuando, donde y como el amor quieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora