Cuando, donde y como el amor quiera

Capítulo 39. La prueba

- ¡Esto es vida! - Marina estaba disfrutando de una hermosa tarde de sol tirada en una colchoneta inflable dentro de la piscina, con una copa de champagne en la mano - ¡NO! Es mejor que la vida misma... esto es el cielo. Sólo falta que aparezca Jennifer Aniston como mi mucama para llenarme la copa

- A Marina le encanta que yo me disfrace de mucamita - comentó al paso María. Estaban todas tan relajadas que ninguna se esforzó en contestar el comentario de la bailarina

Después del almuerzo, una herida Amelia se había encargado de limpiar la piscina y ahora su novia y sus amigas estaban disfrutando del agua limpia, mientras ella y su pequeña estaban terminando con los cuatriciclos. Mateo y Fede hacia rato que se habían cansado del sol así que estaban haciendo un buen uso del equipado salón de juegos de la casa

- ¡Amo a tu novia Luisita! En serio... Es más brindo por la bienvenida del bomboncito a nuestras vidas - la castaña levantó su copa, el resto la imitó

- Yo brindo por el Señor y la Señora Wilson que llenaron el refrigerador de alcohol - Cristina ya iba por su tercera copita, menos mal que se había decidido por quedarse en una de las reposeras de afuera junto con Nieves. Esta última fue la siguiente en levantar su copa

- Yo brindo porque esta noche cada una de nosotras tenga lo que se merece - la cantante estaba ansiosa por probar los colchones de las habitaciones

- Yo brindo por la paz mundial - decía María al mejor estilo Miss simpatía

- ¿Puedes dejar de mirarla así? Vas a hacer que nos vuelva a ensuciar el agua - advertía Marina a Luisita que desde una de las colchonetas de agua no dejaba de mirar como Amelia le enseñaba a manejar el ya arreglado cuatriciclo a su hija - Demasiado con que te convencimos que te cambiaras la bikini

Muy difícil había sido tranquilizar a la morena cuando vio que su novia se disponía a tomar sol con sus amigas nuevamente en su bikini blanca. Si Mateo y Fede no llegaban a tiempo para sostenerla todos sabían que iban a tener que sacar el botiquín de nuevo. Por lo tanto sabiamente, y con varios ruegos de sus amigas, Luisita se cambio su bikini y no se sacó el vestido hasta llegar al agua y asegurarse de que Beth y los cuatriciclos tenían suficientemente ocupada a su novia

- No puedo evitarlo - se defendió la fotógrafa - Me tiene hipnotizada - agregó mientras bebía un sorbo de su copa

- ¿Ya podemos mirarla nosotras también? - preguntó María

- Ustedes se dan vuelta y yo convenzo a mi hija para que esta noche duerma con sus tías - con eso no se juega Luisita

- Ni te atrevas a mirarla cariño - nada iba a echarle a perder su noche a la castaña

- ¡MIRA MAMÁ! ¡PUEDO MANEJARLA! - Beth rodeaba la piscina con el cuatriciclo y se frenaba justo a la vista de su madre - ¡YA SE FRENAR! - menos mal

- ¡Muy bien cariño! Pero dile a tu madre que no quiero que manejes sin casco - alguna de las dos tenía que ser la madre aguafiestas - Y dile que la quiero - volvían los mensajitos

Al rato volvieron a sentir el ruido del cuatriciclo cerca de ellas. La pequeña se subió el casco de la cabeza

- Dice mami que ella te quiere más que Cristiano Ronaldo a si mismo... Y también dice que te subas las tiras de la bikini - la pequeña no dio lugar a contestación y siguió probando su juguete nuevo

- ¿Cómo demonios alcanzó a verlos desde ahí? - Luisita levantó la mano y la sacudió hacía su novia como diciendo: "Ni pienses que voy a dejar que se me marquen las tiras"

- ¡LUISITA! - la regañaron sus amigas al ver como Amelia dejaba lo que estaba haciendo para caminar con furia hacia la piscina

- No pudiste verla tranquila... tenías que despertar a la bestia - Marina odiaba que le interrumpieran su bronceado - Díganle adiós al agua limpia y vayamos buscando un lugar para refugiarnos... ¡MATEO TRAE EL BOTIQUIN! - gritó indignada la castaña