Capítulo 11. Eres mi prisionera

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Al sábado siguiente – Bar de Cristina

Marina, María, Elena y Luisita estaban siendo arrastradas prácticamente por Beth hasta el bar. Luisita había tenido la idea de salir a desayunar afuera y la niña no paro hasta que le hicieran caso a ella

- ¿Se puede saber a donde estamos yendo? - preguntó Marina mientras miraba para cruzar la calle

- No lo se. Al parecer en este lugar hacen la "mejor leche con chocolate del mundo" según mi hija – le explicó a la castaña sin sacarle un ojo a su hija que iba de la mano de María

- Déjame adivinar. Amelia, ¿cierto?

- Cierto. Últimamente todo es Amelia para esa niña – continuo Luisita

- ¿Sólo para la niña? – agrego Marina silenciosamente

- No empieces Marina – la cortó rápidamente

- ¿Le pediste disculpas? ¿Sabes que te pasaste con lo que le dijiste no? La conocemos hace poco pero Amelia jamás haría nada que afecte a Beth y lo sabes Luisita. El mismísimo Lionel Messi desde su casa en París puede ver como Amelia quiere al pequeño demonio – ya hace varios dias la castaña quería que la rubia se reconciliara con la morena. Pero sabía que con el enorme orgullo de su amiga iba a ser difícil

- No. Y no lo voy a hacer tampoco. Cuando quise hacerlo dio media vuelta y se fue. Nadie ignora a una Gómez y tú lo sabes. Y no quiero hablar más del tema Marina. ¡ELENA, ¿TE PUEDES APURAR?! Que ganas de estamparle el puto móvil contra la pared que tengo – Luisita quería evitar el tema Amelia a toda costa

- Oye cariño era una llamada muy importante. ¿Puedes creer que twittearon una foto de Pippa Middlenton usando una chaqueta de color suela? ¡Suela! ¡En esta temporada! ¡Que papelón! – y si, al parecer para Elena este era "el notición"

Marina miro a Luisita

- ¿En serio Luisita? ¿En serio? Yo que tu trabajaría en esas disculpas urgentemente - y se adelanto para caminar junto a su sobrina y su prometida

- ¿Qué le pasa a la tipa esta? ¿De que disculpas habla? – pregunto la modelo curiosa

- Nada Elena, nada. Anda vamos a desayunar mejor – le agarró la mano a su novia como si fuera un trámite más y caminaron hasta la puerta del bar

Cuando estaban por entrar Beth se adelanto a la puerta, recordando la lección nº 1 de Amelia...

– Adelante señoritas – dijo abriendo la puerta y dejando pasar primero a dos mujeres que estaban por entrar, luego a su mamá, a sus tías, y bueno, a Elena también. Ganas de cerrarle la puerta en la cara no le faltaban

Las dos mujeres murmuraron algo así como: "Que niña tan dulce", y le dedicaron varias sonrisas. Luisita y Marina cruzaron miradas de terror

– Oye tu hija es todo una Don Juan – le dijo Marina

- Sólo está siendo educada – contestó Luisita girando los ojos

En ese momento se sintió la voz de Cristina saludando a la pequeña desde la barra

- ¡Hola preciosa!

Cuando, donde y como el amor quieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora