Capítulo 75. Hija de tigre

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Sábado a la noche – "Infierno"

- ¡Luisita! ¿Puedes sacarle las manos de los ojos a nuestra hija? – Amelia entraba al club de stripper de su amiga Mary, seguida de su esposa y su hija

Durante todo el trayecto hasta la llegada del lugar, Luisita insistió que Emma fuera tapándose los ojos para que luego no pudiera llegar por ella misma. A Amelia le pareció una idea exagerada, pero se divertía viendo como Luisita desde el asiento delantero trataba de taparle los ojos a su hija, lo que llevaba a que la fotógrafa se tuviera que inclinar más de la cuenta en el asiento, lo que llevaba a que el trasero de su esposa estaba expuesto a su vista cuando ella quisiera y lo que llevaba a que la deportista se distrajera por el trasero de su esposa y terminara haciendo varios movimientos bruscos al volante que hacían que su hija y su esposa se quejaran… era un ganar o ganar para Amelia

- Amelia… No podemos hacer esto… somos muy malas madres – cuando la morena pensaba que a Luisita le había dado un ataque de moral, la rubia habló de vuelta – Vamos a tener que llevar a Apple a un club de estos también, donde hayan hombres bailando desnudos, no podemos hacer estas diferencias – dijo – Y cuando crezcan las otras dos también y después a Rose…

- De Rose se puede encargar Beth cariño – Amelia la tranquilizaba, si eran malas madres, no era precisamente por hacer diferencias entre sus hijas – Emma… - Amelia aprovechó que la música aún no se escuchaba tan fuerte para hablar con su hija, que aún seguía con los ojos tapados por Luisita – Escucha… Quiero que cuando entres, primero mires, y luego vemos como seguir, ¿de acuerdo? – el primer paso era que Emma dejara de sentirse nerviosa en frente a una chica que le gusta

- Si – contestó la adolescente. Luisita le sacó las manos, Emma parpadeó varias veces - ¿Dónde está…? ¡HAY UNA CHICA DESNUDA! – la joven se tapó los ojos con sus propias manos

- ¡Hay chicas nuevas! – Luisita había seguido la orden de su mujer y ya estaba mirando

Amelia giró los ojos

– Lo dice como si viniéramos todos los días – le reprochó

- Venimos todos los años para el cumpleaños de Mary y puedo asegurar que esa chica es nueva – señaló a una morena que estaba haciendo su presentación vestida de policia – Voy a buscar a Mary – Amelia agarró del brazo a su esposa antes de que se fuera y le dio un beso que inició pero no terminó nada

- Nada de andar mirando excesivamente – le dijo la morena a su mujer

Luisita la miró de vuelta y sonrió con picardía para luego dar media vuelta e irse a buscar a Mary con su habitual meneo excesivo de caderas

- Ay Emma, Emma... – sin quitarle la vista a su mujer, puso su mano en el hombro de su hija – ...esta mujer me va a volver loca… o mejor dicho, ya me volvió – le dijo

- A mi Bella me está volviendo loca – dijo el perezocito aún con sus manos en sus ojos – Y eso que ni siquiera puedo mirarla a los ojos – agregó logrando que su madre la mirara

Amelia agitó su cabeza tratando de sacarse a su esposa de ella, su hija la necesitaba

– Em… - agarró a su hija por los hombros y la guió para dentro del lugar – Vamos a hacerlo de a poco, ¿si? – la colocó de manera que su vista estuviera de frente al escenario – Sácate las manos y mira al piso – ordenó amablemente, su hija dubitativamente obedeció – Ahora vas a ir mirando de a poquito hacia el escenario... – dijo – ...y vas a ir diciéndome que ves – indicó

- De acuerdo – su hija aceptó nerviosa – Veo… el principio de un escenario, tiene luces – no había mirado demasiado arriba, Amelia le daba una palmadita en los hombros para que se animara a más

Cuando, donde y como el amor quieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora