Capítulo 33. La guerra de las tartas

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- Amelia... ¿era necesario regalarle una moto a la niña? – la famosa ceja Gómez aparecía en la fiesta

- Es cómo la mía cariño, nada más que más pequeña – se defendió la deportista – Además si fuera por Mónica le hubiéramos regalado una estúpida cocinita. ¿Te imaginas? – la morena comenzo a reir

Luisita llevo sus manos a la cara, si no era Beth quien ponia a la morena en aprietos, era la misma Amelia quien lo hacia

- ¡Auchhh! – Marina que estaba del otro lado de la morena alcanzó a pegarle un codazo - ¿Por qué me pegas? – miró a la castaña que a su vez estaba mirando a la novia de Sebastián

Cuando Amelia miró a la mujer, pudo notar una espuma blanca que le salía de la boca

– Hola, no te había visto – saludo inocentemente pero la mujer no le contestó, al contrario seguía mirándola como si se la quisiera comérsela cruda - ¿Qué le pasa a esta ahora? – le preguntó susurrando a la castaña

- Ella le regaló una cocinita – lo dijo tan bajo que la morena no lo escuchó

- ¿Qué? – volvió a preguntar

- Ella… le regaló…una… cocinita – le repitió palabra por palabra

- Cariño... – Amelia se dirigía a su novia esta vez – ...creo que a Marina le pasa algo – le susurró

- LO QUE TE QUIERE DECIR ES QUE YO LE REGALE UNA COCINITA – la perra como le dice Marina no se perdía una

- ¿Pero tu estás loca, drogada o qué? – la audiencia estalló de risa – Si la niña sabe cocinar perfectamente en una cocina de verdad. El otro día preparamos unos tacos para chuparse los dedos de lo buenos que estaban, ¿o no cariño? – entre la mirada endemoniada de la mujer y la mirada asesina de Luisita, la deportista estaba liquidada

Por si fuera poco en ese momento Bella se acercó a Beth que le estaba mostrando a todos sus amigos la mini moto

– ¡GUAAUU! ¡Que bueno!

Beth miró la reacción de su amigovia y recordó: "Lección número 52: lo que a una damisela le gusta, no se cuestiona, se da". La pequeña sonrío pícaramente y bajándose de la moto, le tendió la mano a la otra niña

- ¿Quieres probarla? Yo te ayudo a subir – ofreció

- BUENO, BUENO ¿ POR QUÉ MEJOR NO SEGUIMOS CON LA FIESTA? – Luisita alcanzó a separar a las dos niñas – Coach Benigna... – se dirigió la grupo de jugadoras - ...ubíquense donde quieran que ya mismo les mando gente que las atienda

- ¿Podemos ir al trampolín? – no fue María, esta vez fue Mónica

- Si Mónica si, pueden hacer lo que quieran – aseguró la fotógrafa

- NO SE TE OCURRA TOCAR MIS TARTAS – le advirtió Marina a la suplente antes de que varias jugadoras salieran como niñas desesperadas hacia el trampolín

- Luisita... – Amelia se acercaba a su novia, después de haber visto la escena – ...le cortaste el rollo a cangurín. Ya casi la tenía sólo le faltaba… - Amelia de esta no se salvaba

- ¡Ya mismo a la cocina! – le señaló el lugar con su dedo – Y tú también – alcanzó a agarrar a su hija que cuando vio que se le venía la noche empezó a caminar sigilosamente hacía sus amigos, pero su madre fue más rápida

La basquetbolista y su hija caminaban por detrás de la rubia. Las dos mirando al piso y con sus manos detrás de la espalda

– Estamos en problemas mami – le dijo Beth muy despacio a la morena - Los ojos de mamá están que arden – y no era mentira, Luisita no tenía nada que envidiarle a Ciclope de los X-men

Cuando, donde y como el amor quieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora