Prólogo

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Mi pecho quema y mis ojos arden, siento que ya no me quedan lágrimas de lo mucho que he llorado.

¿Por qué todo terminó así?

Busco desesperadamente aquel papel en toda la habitación pero luego me fijo que siempre estuvo allí a mi lado, en la mesita de noche.

Tomo un largo suspiro y vuelvo a leerlo.

El papel yace arrugado y con lágrimas secas; mis lágrimas.

Cada palabra deja estragos de dolor en mí, y yo de masoquista que sigo leyendo.

Por un momento mi mente viaja al recuerdo de hace una semana, la noche estaba fresca, iluminada de estrellas, recuerdo verlo al rostro buscando alguna expresión en él por pequeña que fuera, pero nada... No había ninguna señal en su rostro.

Trato de hacer sonar mi voz pero apenas sale en un pequeño susurro:

-Quédate conmigo...

Tan cerca pero tan lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora