27: Ezra

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Capítulo 27: Ezra

Después de todo, no he podido decirle que la amo, y creo que nunca podré hacerlo. ¿Qué clase de persona te dice que te ama pero te lastima? Eso sería muy hipócrita de mi parte. Y bien merecido que me tengo el golpe que me dió entre las piernas, porque hermano, créeme que dolió mucho, pero lo merezco.

Después de recuperarme de tal golpe, caminé como pude de regreso al supermercado, allí me esperaba mi hermana y mi hijo.

Kilian... Como me hubiera gustado que Mei y él se conocieran, estoy seguro de que se la habrían llevado excelente, pero por situaciones obvias no podía decirle a ella que tengo un hijo.

Te estarás preguntando cuáles son esas situaciones, pues aquí te contaré todo.

Después de que mi padre me corriera de la casa y me quitara todo tipo de manutención, tuve que ganarme la vida trabajando para mantener a Kil' y a mí mismo. Pero seamos sinceros, ni que trabajara como un burro podría superar los gustos que mi padre le daba a Kilian, y eso me ponía mal, daba justo en mi orgullo de padre, y así fue como cometí el estúpido error de trabajar para Marina.

Marina es una mujer egoísta, maligna y despiadada. Maldigo el día en que la conocí e hice ese trato con ella.

Estaba sentado en una acera, cansado de la vida y que nadie me contratara en trabajos decentes por órdenes de mi padre quien tenía muchas influencias. A pesar de todo eso, yo aún seguía respetando a mi padre y guardaba el bonito recuerdo que tenía de él, quizás no actuó de buena manera pero aún así yo no estaba enfadado con él, aún lo seguía considerando como el mejor padre que la vida me pudo dar.

Era el cumpleaños número 2 de Kilian y yo no tenía más que 2 dólares en mis manos. Estaba a punto de llorar cuando de repente se acercó a mí una mujer con tacones. Me regaló una sonrisa supuestamente dulce y dijo que podía ayudarme.

Sin pensarlo dos veces le hice caso y me subí a su camioneta. Me dijo que si le hacía algunos recados y arreglos en su casa ella podría ayudarme económicamente, inmediatamente le dije que sí. Y así fue como comenzó todo. Al principio todo fue súper bien, pero fui notando actitudes extrañas en ella, como por ejemplo que me cuestionaba mucho a donde iba después de que dejaba su casa, y también se interesaba mucho por mis amistades, en especial si eran mujeres...

Fue un año después cuando Marina me pidió que fuera a su casa las 11:00pm. No entendí porqué quería que fuera a esa hora pero como era mi jefa, fui.

Cuando llegué estaban unos hombres armados en la entrada de aquella gran casa, me asusté un poco pero traté de no inmutarme y me dieron el paso apenas vieron mi rostro cuando me había quitado el casco de la motocicleta. Entré con inseguridad, me atendió una sirvienta, que me indicó que la señora Marina me esperaba en su habitación.

¡¿Su habitación?! Fue lo que pensé, ya que era extraño todo esto, pues siempre nos veíamos en su oficina. Sin embargo no presté atención y fui hasta su habitación.

Y la señora, aunque no deberían decirle señora porque considero que es un término muy respetuoso para alguien tan cruel... me esperaba totalmente desnuda con una pistola en su mano derecha.

Apenas entré y vi esa escena mi reacción fue salir de inmediato porque pensé que había entrado en un mal momento, pero ella me ordenó que volviera, pero no lo hice, ya había entendido la situación y sinceramente me sentía demasiado incómodo.

Iba por el pasillo cuando de repente dos de esos hombres me agarraron y me metieron a la fuerza dentro de la habitación dejándome solo con ella.

—Creo que no has entendido aún.— Pronunció ella, pasando la punta de su lengua por el cañón de la pistola.

Tan cerca pero tan lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora