1. La salida familiar

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Capítulo 1: La salida familiar.

Estoy sentada en mi cama, asimilando el trauma de haberme levantado, viendo fijamente un zapato, pensando en la vida.

El golpeteo en mi puerta hace que salga de mis pensamientos y con flojera me levanto poniéndome las pantuflas, paso por el espejo y mi pelo está hecho un desastre, pareciera que un torbellino estuvo follando con otro torbellino en mi cabeza.

Abro la puerta muy despacio pero la persona al otro lado la empuja haciendo que caiga de culo en suelo.

—¡Idiota!— Grité molesta.

—Ay ya, no seas dramática. Mamá dice que te vistas, haremos una salida familiar.— Dice John, mi odioso hermanastro. Me da la mano para ayudarme a levantarme pero le doy un manotazo y me levanto yo sola.

—¿Cuántas veces te tengo que recordar que MI MAMÁ no es TU MAMÁ?— Respondo haciendo énfasis.

—Guau Mei, cada vez eres más hiriente.— Dice John descontento y cierra la puerta de un golpe pero luego la vuelve a abrir— Lo de la salida es en serio, así que vístete o se lo diré a «mamá».— Termina de decir acentuando la última palabra y se va volviendo a cerrar la puerta de un golpe.

Quizás fui un poco dura con él, pero en fin, no tengo tiempo para sentirme mal por otros, tengo mis propios problemas.

Vuelvo a la cama porque claramente no iré a ninguna estúpida salida familiar. Ni siquiera son mi familia, excepto por mamá.

Desde que Roxane; mi madre, se mudó con Paul, todo ha sido un infierno.

Todo iba bien mientras mamá sólo salía con él algunas veces, así podía pasar más tiempo con ella, pero desde que se casó con él a penas hablamos y más aún porque John la ve como una madre a ella y eso me pone molesta.

Me cubro de pies a cabeza con la sábana y trato de conciliar el sueño de nuevo y vuelvo a oír otro golpe en mi puerta pero seguido de esto se abre y ya sé que es ella, porque nadie en esta casa entra en mi habitación sin mi permiso.

—No iré a ningún lado.— Me limito a decir.

Puedo sentir que se está sentando ya que la cama se hunde en una esquina.

Ella suspira.

—Mei...— Pronuncia mi nombre.— He tratado de ser paciente contigo porque sé que todo esto es nuevo para ti, sé que toda la vida sólo hemos sido tú y yo, pero me duele que mi felicidad te disguste, ¿Acaso no quieres que sea feliz?

Su pregunta me toma desprevenida y causa un dolorsito en mi pecho porque no me había puesto a pensar en eso.

—No mami, no... Yo sí quiero que seas feliz, es sólo que...— Respondo rápidamente.

—¿Es sólo que qué, Mei? ¿Hasta cuándo te comportarás de esta manera? Ya no sé qué táctica inventarme para que dejes de comportarte así, ya se me han acabado las ideas.

—Escúchame, dejaré mi comportamiento tóxico a un lado y saldré hoy.

—¿Hoy? ¿Sólo dejarás de actuar así hoy?

—Sólo... dame tiempo.

—Lo siento, no te puedo dar más tiempo, así que decides hoy mismo.— Me informa y sale de la habitación de forma brusca y cierra fuertemente la puerta.

Pobre puerta, la molestia la han pagado con ella...

La pregunta de mamá me ronda la mente.

¿Acaso no quieres que sea feliz?

Tan cerca pero tan lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora