Extra +18

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Nota: Si llegaste hasta aquí es porque eres una cochina, marrana, puerca. :v Ok, ya. Ahora sí, en serio. Si llegaste hasta aquí es porque te gustó mucho la historia o eso creo yo, jahsjsjs
Como podrás haber visto en el título este será un capítulo morboso para sus sucias almas. XD Pero, si no te gustan este tipo de extractos no pasa nada, puedes ignorarlo y quedarte con el final, después de todo no afecta a la historia principal.
Bueno, sin más qué decir, vaya y disfrute >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

Ha pasado una semana desde que le dieron de alta a Ezra y todo ha estado en calma.

Hoy tendremos una cita, ya que no ha tenido mucho tiempo para verme por todas los interrogatorios que le ha hecho la policía. Pobre de mi Ezra, me da tanto coraje que todavía tenga que aguantar las cosas del pasado. Pero lo bueno es que ya ha terminado y puede darse un respiro de todo esto.

—¿Estás lista? —Su voz me sorprende desde atrás.

Mi piel se eriza y me doy la vuelta lentamente. —Sí.

—Bien, no sé cómo te subirás a la moto con ese vestido. —Dice con picardía, acto que me sonroja.

—Yo me sé una técnica. —Le guiño un ojo para mostrarme segura aunque no lo estoy ni un poquito.

—Uuhh, ya la quiero ver entonces.

Lo ignoro y salgo de su habitación hacia el balcón para sentir la brisa en mi rostro. Y sí, me he estado quedando en su casa toda esta semana pero no hemos tenido tiempo para nosotros, apenas nos veíamos al momento de desayunar y eso me frustraba tanto. Mis hormonas estaban alborotadas, el hecho de tan sólo verlo hacer una simple actividad como arreglar su jardín o incluso darle mantenimiento a su moto me ponían a imaginar cosas sucias.

Al rato siento sus pasos detrás de mí y luego se queda inmóvil.

—Estás hermosa hoy, ¿lo sabías? Bueno, siempre lo estás. —Dice acercándose hasta quedar detrás de mi espalda.

—Gracias. —Susurro por la tensión que se está generando.

—Ese escote en tu espalda no ayuda. —Pasa la punta de su dedo por mi espalda provocando que arquee la misma.

Esta vez no digo nada, me mantengo callada mientras mi respiración comienza a agitarse.

—Quizás no deberíamos ir al restaurant y quedarnos aquí, ¿qué opinas? —Él sigue pasando su dedo en mi espalda de arriba abajo respirando en mi cuello.

—¿Qué pasará con la reservación? —Digo mordiéndome los labios.

—Puedo llamar para que la pospongan. —Esta vez lame levemente mi oreja.

—¿No habrá problema con eso? —Pregunto con ansias de que me diga que no.

—No, yo me encargaré de todo. —Musita con seguridad y con su mano derecha levanta mi vestido dejando mis nalgas expuestas.

Siento como se aparta un poco y se queda en silencio por unos segundos y me pongo nerviosa.

—¿Qué sucede? —Pregunto incómoda.

—Nada, sólo estoy observándote desde ese ángulo.

Siento mis mejillas calientes, e inmediatamente fluidos comienzan a salir de mi intimidad. Si esto es lo que pasa al decirme unas palabras no sé cómo estaré cuando me haga suya.

Tan cerca pero tan lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora