31: Inconsciente

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Antes de leer: Acabo de publicar una historia que se llama René Y Yo, la pueden encontrar en mi perfil (obviamente xd). Les agradecería mucho si pasan a leerla para darle una oportunidad, no están obligad@s pero me sentiría muy feliz.❤

Capítulo 31: Inconsciente

Después de que entré en la ambulancia me recosté en la camilla, habían dos paramédicos que me examinaban mientras me encontraba acostado. Ya no podía seguir aguantando el tener que mantenerme despierto, así que dejé caer mis párpados sin miedo a que me fuera a suceder algo. Antes de quedar totalmente inconsciente, sentí como me colocaban un respirador, y agradecí por que lo hicieran, honestamente se me dificultaba muchísimo respirar.

Luego no supe más nada, por obvias razones.

Sólo sé que en el momento en que desperté me hallaba en una cama muy grande y cómoda, que a decir verdad se me hacía muy familiar. Observé con más atención a mi alrededor y pude notar que me encontraba en mi antigua habitación, cuando vivía con mis padres.

En ese momento un sentimiento de alivio y felicidad se adueñó de mi pobre corazón, así que con entusiasmo me levanté poco a poco con cuidado de no lastimarme, pero lo curioso es que nada me dolía en esos momentos. Me sentía ligero y con mucha energía.

Levanté mi camisa para cerciorarme si los moretones seguían allí y como obra y arte de magia ya no se encontraban. ¿Cómo podía ser cierto esto? La única explicación lógica que se me ocurría era que había estado durmiendo por mucho tiempo, es decir, había estado en coma.

Por ende, sentí con más necesidad el tener que salir con velocidad de esa habitación para que mi familia supiera que ya había despertado y que ya todo estaba bien. Apenas me levanté de la cama y di unos pasos hacia la puerta comencé a sentir nervios, no sabía cómo actuar en cuanto los viera. Incluso estuve unos segundos practicando en cómo los saludaría.

¡Familia, estoy aquí, he regresado!

No, eso sonaría demasiado estúpido. ¿Qué tal un "¡He vuelto!"? No, suena peor.

En fin, decidí dar un largo suspiro para prepararme y girar la perilla, y cuando ya estaba listo alguien irrumpió de manera abrupta a mi habitación, provocando que la puerta golpeara mi nariz.

Di un grito ahogado, porque ¡sí que dolía!

¿Se habrá roto mi nariz? Fue lo que pensé mientras la sostenía como si se me fuese a caer.

-¿Cuánto tiempo estarás allí sentado? Apúrate que ya tenemos que estar abajo.

Esa voz... esa chillona y desagradable voz.

-¿Vanessa? -Pronuncié su nombre.

-¿Tuviste una pesadilla o qué? -Preguntó sarcásticamente con desagrado. -Ya todos estamos listos y tú eres el único que aún se encuentra relajado en su habitación.

-¿De qué estás hablando? -Pregunté confuso.

Me levanté del piso y la observé a los ojos. En efecto, era mi odiosa hermana menor, Vanessa.

-¡Uhgh! -Bramó. -No puede ser. ¿Tienes amnesia o qué? ¡Papá quiere que estemos abajo en 5 minutos para conocer a su prometida! -Alzó la voz con fastidio.

-¿Su prometida? -Pregunté aún más confundido.

-Ay no Ezra, no estoy de humor para tus juegos. -Me dió una mirada cansada y se dió la vuelta para salir de la habitación.

-¡Vanessa, espera! -La tomé del brazo antes de que se fuera. -¿Qué pasó con mamá? -Cuestioné consternado.

Ella me miró con indignación y con lágrimas asomándose por esas ventanas verdes que tenía como ojos.

Tan cerca pero tan lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora