Capítulo 29: Paul
—¡Cariño, tu corbata! — Exclama Roxane desde nuestra habitación, recordándome que efectivamente no llevo la corbata. Siempre se me olvida, y mi esposa hermosa tan amable me lo recuerda.
Escucho sus tacones acercarse hasta la sala donde me encuentro y me estampa un beso en la mejilla el cual recibo con mucho gusto.
—Gracias mi amor, ¿qué haría sin ti?
—Por lo visto nada, no puedes vivir sin mí. — Alardea de forma juguetona, lo cual hace que la tome de la cintura y le de un beso en los labios.
—¡Iugh! ¿Será que podrían hacer eso en otro lugar? Hacen que me den ganas de vomitar. —Se quejó mi hijo quien venía saliendo de su habitación acompañado de su novia.
—¡Mira quién habla! — Dijo mi esposa rodando los ojos.
Todos rieron ante eso. —Ya es hora de irnos. —Avisé a todos.
Una vez que todos estábamos afuera, me dirigí hacia el garaje para abrir el portón y los demás estaban esperando que lo hiciera para finalmente sacar el auto e irnos hacia el lugar donde despediríamos al joven Ezra, pero recibí una llamada inesperada de un colega.
—¿Aló? —Contesté extrañado. Por lo usual él nunca me llama, siempre eran mensajes de texto o WhatsApp's.
—Paul, gusto en saludarte, pero necesito que vengas inmediatamente a la oficina. —Dijo Henry con aceleramiento en su voz.
—¿Qué está sucediendo? —Pregunté confundido.
—No hay tiempo para explicaciones, te espero aquí. —Terminó de hablar y colgó la llamada sin darme tiempo de responder.
Esto debe ser un asunto de mucha importancia, porque Henry muy pocas veces ha actuado de esta manera, por lo general es muy relajado.
—¡John!—Llamé a mi hijo que se encontraba a unos metros de mí conversando con Hannah y Mei.
Se acercó trotando hacia mí y me preguntó para qué lo había llamado.
—No podré acompañarlos, necesito que lleves a las chicas y me prestes la moto. Iré más tarde al funeral. No tengo tiempo para dar explicaciones. —Dije con rapidez, le di las llaves del auto, él las de la motocicleta y salí disparado de allí.
Roxane me vio confundida, pero le hice entender con mi mirada que todo estaba bien, que no se preocupara, y se calmó.
Al llegar al edificio, donde me esperaba mi colega, entré casi que corriendo por la recepción para llegar lo más pronto posible a la oficina.
—¡Ya estoy aquí! —Exclamé abriendo la puerta de un solo golpe. —Ahora, dime qué pasa, me tienes con la ansiedad a millones.
No estaba exagerando, sufro de ansiedad, e incluso nerviosismo. Sí, malas características para un policía, pero qué le vamos a hacer.
—Respira y cálmate. — Dijo de manera relajada como solía ser siempre.
Traté de inhalar y sentarme en la silla enfrente del escritorio que nos separaba. Él se encontraba con los codos apoyados y con una mirada que conozco muy bien.
—¿Qué has descubierto? —Dije confiado, es que sabía que esa mirada no salía a la luz por nada.
—Ezra, ¿no? Así se llamaba el joven que fue quemado dentro de su domicilio. —Respondió con misterio.
—Sí, ¿qué es lo que sucede? —Pregunté impaciente, ya no soportaba la duda. —¿Ya sabes quiénes son las personas que acabaron con su vida?
—Sí, ya sé quiénes son, pero también te tengo otra noticia. —Entrecerró sus ojos.
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Tan cerca pero tan lejos
Roman pour Adolescents¿Alguna vez te has preguntado qué te hace falta para gustarle a esa persona que no te hace caso? Esas preguntas dolorosas que viajan a través de tu mente... ¿Será que no soy lo suficientemente bonita? ¿O quizás sólo es mi forma de ser? Mi nombre es...