17: Ojalá no hubiera venido

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Capítulo 17: Ojalá no hubiera venido

—¿Todo bien chicas?— Habló una voz masculina.

Mi cuerpo se tensó al momento porque por un microsegundo pensé que era Ezra, pero al estudiar bien la voz me di cuenta que no.

—Perdón por llegar así de la nada, mi nombre es Ronald, mucho gusto.— Dijo el chico presentándose cuya apariencia lo hacía lucir como un bad boy. Cabello largo y rubio dorado, piel blanca como la leche, labios carnosos y rosados, buena estatura y un cuerpo marcado.

—Mucho gusto, me llamo Mei.— Respondí lo más amable que pude pero con cierta desconfianza.

—¿Más o menos por qué llegas así como así?— Acusó Hannah con tono odioso.

—Lo siento, no fue mi intención, sólo quería conocerlas.— Respondió el chico un poco apenado.

—Tenemos novios si es que piensas que alguna de nosotras te hará caso.— Dictaminó odiosamente la rubia.

—¡Oh no! Por favor, soy gay.— Dijo riendo con las mejillas rojas de la vergüenza.

—Sí claro, dile esa labia a otra.— Espetó ella.

—De verdad. Tony es mi novio, él me mandó con ustedes.— Alegó él apenado.

—¿De verdad?— Preguntó Hannie con vergüenza.

—Sí.— Dijo él rascándose la nuca en un gesto incómodo.

—Ay dios mío, disculpame.— Dijo Hannah apenada.

—No te preocupes, siempre pasa.— Respondió él.

—¿Y eso que Tony te mandó con nosotras?— Pregunté con curiosidad.

—Es que estoy solo aquí y como ustedes le cayeron bien me dijo que me acercara para conversar un rato.

—¿Y por qué estás solo?— Pregunté.

—Como ves, él es personal de trabajo, al parecer le dijeron a todos los trabajadores que podían traer a una persona como invitada, pero él no ha estado ni un segundo desocupado y me ha tocado estar solo.— Dijo con pesar.

—Entiendo.— Musité.— Bueno, no te preocupes, puedes estar aquí con nosotras, pero debo preguntar porqué le caímos bien a Tony.

—Porque ustedes fueron muy amables con él en comparación con las demás chicas que están aquí, ya que por ser ricas se creen más que los demás. Incluso él se sorprende que sean amigas de la señorita Marian.

—Sí bueno, este...— Hice una pausa.— Sí.— Terminé porque no sabía qué decir al respecto.

—Y también dijo que ustedes no me verían con cara pervertida, ya que según su radar de cupido ustedes ya están enamoradas así que no tendría problemas ya que todas las chicas de aquí me miran como si fuera un pedazo de pastel.— Hizo un suspiro. Viéndolo bien, su apariencia no describe para nada su personalidad, es un chico muy tímido y dulce.

—Ya veo.— Respondí entendiendo la situación.

Los tres entablamos una conversación común y corriente y reíamos de anécdotas o de alguna que otra cosa graciosa que decíamos. Pasaron los minutos y aún no veíamos rastro de Ezra, era obvio que no estaba aquí porque sino ya hace rato lo habríamos visto, el lugar no estaba tan lleno.

—Oye, ¿de casualidad no has visto a un chico pelinegro con una chaqueta de cuero negra?— Me atreví a preguntar porque ya no aguantaba.

—¿Ezra?— Preguntó. Mis ojos se abrieron como platos al saber que lo conocía.

Tan cerca pero tan lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora