Capítulo 9: Verdad o reto
—Mei, ¿verdad o reto?— Preguntó la rubia que se hace llamar mi mejor amiga con mirada y sonrisa pícara.
Ésta estúpida traicionera.
—Verdad.— Digo sin dudar.
—Aburrida.— Farfulla John tosiendo sarcásticamente. Le volteo los ojos.
—Bien, comencemos con una fácil. ¿Te has masturbado?— Preguntó maliciosamente.
Mis mejillas comenzaron a arder y la vergüenza se apoderó de mí como ha hecho últimamente en estos días. ¿En serio acaba de hacer esa pregunta?
—Eso ya lo sabes.— Contesté fastidiada tratando de parecer desinteresada. Por eso es que no me agrada la idea de jugar verdad o reto.
—Sí tontita, pero ellos no, así que dilo.— Sonrió con malicia.
—Sí, si me he masturbado.— Respondí con esfuerzo.
Sentí a Ezra reírse por lo bajo y volteé a verlo pero volvió a tornarse serio. Eso me avergonzó aún más.
—Ok, eso no lo quería saber.— Habló mi hermano.
—Ay sí, estúpido.— Dijo Hannah.— En fin Mei, es tu turno de preguntar a cualquiera de nosotros.— Agregó.
Bueno, estem, ¿a quién le pregunto?
Dudé unos segundos hasta que decidí.
—John, ¿verdad o reto?
—Haré esto interesante así que escojo reto.— Respondió emocionado.
—Bien.— Entrecerré los ojos y sonreí maliciosamente.— Te reto a que te des un largo trago de salsa picante.
Inmediatamente su reacción cambió de emocionado a descontento, me pareció tan gracioso que solté una risa.
—Mei, tú sabes que la salsa picante y yo no nos llevamos bien.— Advirtió.
Y sí, es verdad, lo sé. Para ponerlos en contexto, cuando estábamos más pequeños le eché salsa picante a su trozo de pizza y como no había leche para aliviarlo la pasó muy mal. Fue muy divertido.
—No me importa, cumple tu reto o tendrás que hacer una penitencia.— Dije decidida.
—¡Bien!— Dijo de mala gana.— Pero me las voy a cobrar.
—Suerte con eso querido.— Le lancé un beso y un guiño.
John fue hasta la cocina con Ezra para buscar la salsa picante y a los pocos segundos volvieron.
La cara de Johnny sólo reflejaba descontento. Tenía tiempo sin molestarlo, se siente bien, jeje
—Ajá, ¿qué esperas para beber?— Cuestionó Hannah.
—Ya voy.— Contestó mi hermano de mala gana y con ello destapó la salsa, dudó unos segundos y finalmente se empinó de la pequeña botella dándole un buen trago.— ¡Maldición! ¡Ésta mierda si que pica!— Exclamó desesperado con los ojos llorosos y todos estallamos en risas.— Ezra, dime que hay leche por favor.
—Afortunadamente sí la hay, espera aquí, ya vuelvo.— Respondió entre risas. Se veía tan lindo así, sus ojos achinándose y cristalizados por lágrimas de risa, juro que sería feliz viendo siempre ese rostro, es que siento como si lo conociera desde antes, pero seguro son sólo ideas mías.
Ezra se fue hasta la cocina y cuando volvió traía una jarra de leche y apenas Johnny vió la jarra corrió hasta a ella como si fuera lo mejor del mundo y se la arrancó de un tirón a Ezra.
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Tan cerca pero tan lejos
Novela Juvenil¿Alguna vez te has preguntado qué te hace falta para gustarle a esa persona que no te hace caso? Esas preguntas dolorosas que viajan a través de tu mente... ¿Será que no soy lo suficientemente bonita? ¿O quizás sólo es mi forma de ser? Mi nombre es...