2: La salida familiar parte 2

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Advertencia: Este capítulo contiene un tema delicado, por lo que si eres sensible te recomiendo que pares de leer.

Capítulo 2: La salida familiar parte dos.

—Yo creo que ya se murió.

—John, no digas eso ni jugando, Roxane se preocupará aún más.

—Pero es que mírala papá, ya parece un muerto con la piel toda pálida y esas ojeras moradas.

—John, ¿Qué te he dicho acerca de tu imprudencia?

—Sí, lo siento, no volverá a pasar.

Escucho las voces de Paul y John lejanas.

—Paul, creo que ya está reaccionando.— Escucho la voz de mi madre.

Siento pequeños golpecitos en mi rostro y abro mis párpados lentamente y allí está mamá, con su rostro preocupado, las arrugas en su frente marcadas por el levantamiento de sus cejas, sus labios curvados hacia abajo y sus ojos cristalizados por lágrimas a punto de desbordarse.

—Ya todo está bien mi niña, lo siento tanto. Ya estás aquí con mamá, en los brazos de mami.— Suelta a penas en un susurro.

Voy recuperando la compostura y levanto la parte superior de mi cuerpo quedando sentada.

Observo mi alrededor, árboles altos e imponentes por todos lados, mi vista cae hacia abajo para saber en dónde estoy sentada; una bolsa de dormir, y me siento confundida del porqué estoy en este estado hasta que recuerdo que me había entrado una crisis, que me hiperventilé y desmayé.

—Wow.— Digo mientras me pongo una mano en la frente sorprendida.— Y yo que creía que me iba a morir.

—Ya estás bien, nos preocupaste mucho.— Habla Paul.

Agh, Paul, había olvidado todo este teatro de la salida familiar.

—Mei.— Roxane pronuncia mi nombre y la observo.— No pensé que pasaría esto hija, perdóname, ¿Sí? Pensé que ya estabas lista pero fui egoísta y sólo pensé en mí, así que empacaremos todo y nos iremos a casa, ¿De acuerdo?— Dijo afligida y aún con los ojos cristalizados.

—Bien.— Sólo digo eso porque de verdad me quiero ir de este lugar.

Roxane hizo que me sentara en una de esas sillas que se doblan. Me cubrió con una manta y no dejó que me levantara para ayudar a empacar. Me sentía como en las películas sangrientas, cuando después de haber pasado por lo peor y haber acabado con el enemigo psicópata, el protagonista queda cubierto con una manta mientras la policía hace su trabajo. Me resultó un tanto gracioso.

Cuando ya estábamos dentro del auto, listos para irnos ocurrió lo que más temía.

—Rox', el auto no enciende.— Dice Paul preocupado.

—¡¿Qué?! Intenta de nuevo.— Exclama Roxane asustada.

—Ya lo he hecho un montón de veces y no funciona. Me bajaré para revisar qué sucede.

Paul sale del auto y abre el capó para ver cuál es el problema.

—Ay no, no, no, no.— Digo angustiada poniéndome las manos en la cabeza.

Escucho a John reírse con disimulo.

Paul dura unos 15 minutos y luego regresa con las manos sucias por la grasa del auto.

Tan cerca pero tan lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora