Capítulo 40

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Cory

—Ella estará bien—Digo una vez que guardo el estetoscopio en el pequeño maletín que traje—Los signos vitales se encuentran bien, la presión es correcta y todo está normal. No hay nada por lo cual debamos preocuparnos.

—¿Pero por qué fue el desmayo?—Pregunta Mack arrugando el entrecejo.

—Pudo ser por la manera en la que sucedieron las cosas. Pero vuelvo a repetir, ella está bien.

Mack se muerde las uñas al ver a su hermana acostada en el sofá y viene hacia mí con una sonrisa. Me toma de las manos y me mira—Gracias por todo Cory, no sabes la pesadilla de noche que hemos tenido, me alegra saber que al menos mi hermana está bien—Mi pobre amiga, cada vez que salen de algo, les surge otro problema diferente.

—Para eso estamos—La abrazo y volteo a ver a los demás. James habla con dos señores y me imagino que son sus padres. Ashton se acerca a mí y también me agradece.

—Si no les importa, tengo que retirarme, tengo un turno en el hospital que doblar—Mack me acompaña hasta la puerta y me despido de ella dándole un fuerte abrazo.

—No te preocupes Macki, o a ti te dará algo de la ansiedad que tienes dentro.

—Me preocupa toda esta situación Cory, Dante llegó siendo conocido de James ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Estamos pasando por todo esto, parece como si tuviéramos una maldición.

—No pasará a mayores ¿Sí? No conozco mucho a James, pero se ve que la cuidará, todo estará bien y en un par de meses estaremos riéndonos de nuestras propias desgracias ¿Okay?

—Bien, está bien

—Me voy ahora o la jefa se enojará conmigo—Murmuro haciendo una mueca de fastidio.

—Ve con cuidado

—Así lo haré nena, gracias—Bajo las escaleras que dan al estacionamiento y luego de subir a mi auto, conduzco al hospital. Al llegar saludo a la enfermera de la recepción y voy hacia mi pequeña oficina. Dejo el maletín en una de las sillas acolchonadas y me pongo la bata que se encuentra en el perchero.

Tocan a la puerta y giro mi vista encontrándome con Margaret.

—Hey... creí que hoy no vendrías—Viene hasta mí y me da un beso prolongado en los labios.

—Tengo que doblar turno, checar algunos pacientes y...—Volteo a ver las carpetas llenas con papeletas que yacen sobre el escritorio—Terminar de ordenar todo esto.

—¿Quieres que te ayude con algo?—Niego

—No te preocupes, aunque mañana tendrás que darme un masaje.

—O tal vez podemos ir al spa juntas y que nos den masajes—Cuelga sus brazos alrededor de mi cuello y sonríe.

—¿Por qué no me das un masaje uterino?

—Maldición Cory ¿Tentadora propuesta eh?—Me encojo de hombros.

—Sabes que siempre he sido así—Se acerca y tira de mi labio inferior, sacándome un leve gemido.

—Dios, estoy tan cachonda ahora, no te he visto en estas semanas y necesito a mi novia.—La beso  y muerdo sus labios, degustandola a mi antojo. Magreo sus senos por encima de la tela de su bata y ella gime contra mi boca. La siento en la silla acolchonada y me siento a horcadas de ella.

—Cory...—Jadea cuando mi mano se cuela por debajo de su falda y mis dedos rozan sus bragas ya mojadas. Hago presión en su zona íntima sin quitarle del todo la ropa interior y la estímulo. Ella relaja los hombros y muerde sus carnosos labios para evitar que sus gemidos salgan y nos expongan—Oh cariño, lo haces tan bien—Vuelve a buscar mi boca y una batalla de lenguas se desata. Sus manos libres magrean mis senos y me muevo en círculos encima de ella.

Insaciable Deseo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora