Capítulo 28

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Mack

A la mañana siguiente trato de estirarme, sin embargo unos brazos me lo impiden. Volteo la cara y encuentro a Ashton dormido. 

Es muy guapo.

Quito un mechón  de cabello que cae por su frente y lo detallo.

Sus largas y tupidas pestañas forman un abanico achinado, mejillas sonrosadas,  labios carnosos de un tono rojizo tenue. Paso mi dedo por su cara, detallando cada centímetro de ésta.

No me cansaré de ver sus hermosas facciones.

Suspira y se acomoda de lado. 

Reparo su abdomen desnudo y me pregunto ¿Qué ejercicios hará para tenerlo así? Porque yo también quiero estar así.

Una sonrisa se posa en mis labios y me zafó de su agarre. Me pongo mis pantuflas cuando mis pies tocan el suelo y me dirijo a la cocina para prepararle algo a mi bello durmiente.

Son las 8:00 AM

"Joder"

¿De cuándo acá le hago el desayuno a alguien?

"Soy un caso perdido"

Hago omelette con tocino, queso y especias, preparo jugo de naranja fresco y de mi taburete saco una pequeña libreta. Le escribo una nota de lo más cursi y pongo todo en la bandeja. Una vez listo todo, subo con ella y abro lentamente la puerta.

Lo encuentro acostado ahora boca arriba abrazando una almohada. Abro las cortinas y dejo que el sol entre por ellas dándole justo en el rostro.

Se remueve incómodo y abre los ojos.

"Son como zafiros"

—Buenos días linda—Dice con voz ronca. Su ceño se frunce y señala la bandeja—¿Qué es eso?—Sonrío y la dejo a los pies de la cama

—Tu desayuno, me levante en modo romántica así que te traje algo antes de irnos a la Editorial.

Sus ojos se abren y se los talla con fuerza.

—¡Hey! Te los vas a lastimar—Me acerco a él y sostengo sus manos acariciandolas. 

—¿Me preparaste el desayuno?—Asiento y me abraza—Qué romántica—Alza  las cejas provocandome y le doy un leve empujoncito.

—Come y cállate. Yo mientras tomaré una ducha y me arreglaré.

—¿No vas a desayunar?—Pregunta con una papaya a punto de ser comida

—En cuanto salga

—¿Quieres que me bañe contigo?—Tiene una sonrisa picarona—¿O te da miedo el éxito?

—No seas idiota, después de los cuatro orgasmos nocturnos de ayer, no doy para más ahorita.

—Oh vamos Mack, creía que aguantabas el ritmo del sexo maratónico.

Me río—No esta vez, come tranquilo—Le guiño un ojo y cierro la puerta del baño con pestillo.

Lavo mi cabello, me tallo el cuerpo, me exfolio y me enjuago. 

Salgo de la ducha y  me envuelvo en una toalla luego de secarme. Me pongo crema en cada centímetro de mi piel, me pongo la ropa interior y salgo a mi habitación para cambiarme.

Me encuentro con mi novio como Dios lo trajo al mundo.

—¿Qué tal? Es increíble que todo esto te comes, puerca—Se ríe y pasa por mi lado palmeandome el trasero. Doy un brinco y veo como se encierra en el baño—¡Huele delicioso! ¡Tú hueles delicioso, mi amor!—Meneo la cabeza.

Insaciable Deseo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora