5. ¿Te gusta Sam?

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ERICK


Ok. De repente me volví un experto en arruinar las cosas con Sam.

No solo hablé sin pensar mientras estaba recostado en su regazo el otro día, sino que tuve los cojones suficientes para rechazarle un beso.

No se imaginan cuanto he deseado ese momento. Que irónico es haber estado al pie de ello y haberlo jodido todo. No sé qué me pasó realmente, juro que sí la quería besar, pero sentí que ella buscaba mis labios por las razones equivocadas.

Me he vuelto un maldito cursi.

Ella no sabe que la seguí en el auto cuando tomó un taxi. La vi llegar a casa y me amargué el resto de la noche por todo lo que dije, lo que hice y lo que no.

Soy un completo idiota.

Pero no me puedo permitir el mentir tan descaradamente, Alex nunca va a dejar que me acerque a ella y mucho menos en plan romántico.

Cada vez que estamos juntos, cada vez que estamos tan cerca y cruzamos barreras ligeras, siento que me pierdo más en ella; en sus ojos verdes que gritan y callan, en su boca curvada de inocentes sonrisas, en sus mejillas encendidas por mi presencia, en su pecho que se infla desesperado por culpa de su inquieto corazón.

Hoy me ha ignorado por completo en clases. Le he lanzado algunas miradas de vez en cuando, pero se nota desde lejos lo mucho que me odia en este momento.

Durante el receso busco a Alex. No tiene nada de malo ser gay, pero que tu mejor amigo, tu hermano, se enfrente a ti por eso, sí que me descoloca por completo. Pensé que me conocía bien y tal parece que solo se deja llevar por los comentarios.

Cuando lo encuentro me dice que también me estaba buscando, hablamos un rato, nos abrazamos como hermanos y hacemos promesas fáciles de incumplir. Le aclaro un par de cosas necesarias y todo parece seguir como si nada. Vemos de repente cuando una multitud de alumnos se reúnen en la cancha de fútbol y algo de K-pop empieza a sonar.

— ¿Y eso? —pregunto.

—Ni idea, vamos a ver.

Nos acercamos abriéndonos paso entre la gente y allí está ella bailando y dándolo todo. Alex me mira evidentemente molesto. Nunca le ha gustado que ella se exponga de ninguna forma que pueda llamar la atención del sexo opuesto. Me produce a veces cierta ternura esa postura de sobreprotector que adopta.

Pero yo estoy igual o peor que él, sobre todo cuando observo a un chico que se la come con la mirada mientras murmura cosas con un compañero a su lado.

—Míralos —me dice Alex, señalando con su barbilla a otros chicos que también tenían las mismas intenciones que los que yo había visto—: odio que la miren así, ¿Es que no se da cuenta? Realmente quiero que cambie de ánimos y vuelva a ser como antes, pero lejos de los chicos.

No respondo nada porque empiezo a rabiar de los celos que tengo. Odio más que Alex la forma en la que la están mirando. Soy un caso perdido y ella solo se mueve como si el aire fuese su elemento.

La música se detiene y Sam sonríe mientras Alex la fulmina con la mirada. Por un momento nuestros ojos se encuentran y su sonrisa se transforma en la de alguien que domina al mundo con un simple chasquido de dedos.

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Todos estos días me vuelvo arena y me echo agua para moldearme nuevamente. Casi no la veo más que en las horas de clase. Me asomo a la ventana y no cruza los pasillos; ando con Alex por toda su casa mientras ella se encierra en su habitación. No quiero pensar que esto le ha afectado más.

Into you © ✔️ [En español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora