26. La noche del baile

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ERICK


No fue nada fácil obtener el permiso de Alex para llevar a su hermana como mi pareja en la noche del baile de graduación, especialmente por los acontecimientos que nos han puesto recientemente en discordia, más de su parte que de la mía, porque francamente no suelo ser del tipo rencoroso. Puede que me enoje por cierto tiempo, pero duran más unas palomitas en microondas que mi supuesto estado de enfado.

Vamos, él es mi mejor amigo, mi hermano, mi familia, no puedo odiarlo aunque quiera. Hemos crecido juntos y las pocas o muchas experiencias que he vivido, han sido a su lado.

¿Y si se trata de Sam? Bueno, aquello ni pensarlo. Con ella nunca me puedo enojar; ¿Cómo se enoja uno con su alma gemela? Porque eso es ella para mí, mi jodida y perfecta alma gemela.

Solo espero que la situación con Alex pase rápido porque esto salpica demasiado a Sam y no quiero que sufra más de lo que ya lo hace cada día. Ella no me ha contado mucho al respecto, pero es obvio que le duele la actitud de su hermano. Verdaderamente decidí ayudarla con el viaje porque sé que lo necesita para estar en paz con Christine. Nunca entendí porque lo hizo, supongo que tuvo sus razones por más egoísta que me parezcan y eso es precisamente lo que Sam necesita escuchar; las razones que la llevaron a alejarse de su única familia luego de la muerte de sus padres.

A veces me pregunto si los míos saben algo al respecto. Son sus padrinos y es casi imposible que desconozcan sus motivos. Pero obviamente no me he enterado de nada. Realmente espero que no lo sepan porque los Bentley los odiarían de ser así.

Cuando me acerqué a Alex con el fin de obtener el permiso para llevar a su hermana como mi pareja de baile, no sabía ni siquiera qué decirle. El hecho es que noté que él tampoco tenía muchas ganas de ir y que quizás lo hacía solo por complacer a Adrienne. Obviamente se puso de inmediato a la defensiva, me reprochó lo que estaba sucediendo con Sam y me culpó de una interminable lista de problemas. No me lo merecía o quien sabe, pero dejé que se desahogara y me jugué una carta bastante poderosa: La ilusión de Sam de asistir a ese último baile de grado.

No crean que mentí. Aunque ella no para de repetir que no le apetece ir, en el fondo sé perfectamente que una pequeña chispa se le enciende cuando se menciona el tema. Todas las chicas casi siempre sueñan con ello y aunque ella no se compare con ninguna otra, desea pasar este evento con sus amigos y ¿Por qué no? Quizás también conmigo.

No cedió a la primera ni a la segunda, pero no tardó en darse por vencido cuando Sam se asomó junto a Susi y me aproveché de ello para darle mayor credibilidad al asunto y obtener un sí de su parte. Ella no me va a odiar por eso, solo fue un ligero empujón para vivir esa noche.

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Llegado el gran momento una semana después, repaso mentalmente todos mis planes. Debe ser perfecto. Dejo que mi madre me acomode la corbata mientras mi padre prepara su cámara para unas cuantas fotos antes de salir. Me encuentro por un instante pensando en que la vida les ha arrebatado este momento a los Bentley.

Pienso en Sam y en mi mejor amigo, esperando que estén bien y se olviden de todo aunque sea por una noche.

Suzanne ha propuesto que todos partamos en una gran limosina, pero yo deseo estar a solas con mi pelusa. Ella y su hermano no se han reconciliado y eso resultaría incómodo para todos, especialmente para ella.

Repaso nuevamente todo lo que debo llevar: el corsage de flores beige a juego con su vestido, mi cartera y mí móvil. Salgo de casa y la limo ya espera por nosotros. Enfrente está aparcado otro vehículo igual, listo para que Alex pase por Adrienne.

Into you © ✔️ [En español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora