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20. Los padres siempre lo saben todo

*Doble actualización, así que si wattpad los trae hasta acá,

 vayan primero al cap anterior y no se pierdan de nada, 

es muy importante que lo lean.

 

SAMARA

Me siento en la cama y me descubro sonriendo al espejo. Mi mente está acampando en ese momento. Comienzo a peinar mi cabello sin que aquella estúpida y romántica sonrisa abandone del todo mi cara. De repente siento los pasos y la voz de Didi pidiendo entrar a mi habitación; me ofrece una sonrisa cálida y se deja caer detrás de mí en la cama cuando le indico que pase.

— ¿Puedo? —Señala en dirección al cepillo de cabello que sostengo en mis manos.

Le entrego el objeto y ella comienza a peinar mi cabello con ternura. Cierro los ojos recordando todas las veces que mi madre hacía lo mismo con Christine y conmigo justo antes de dormir.

Abro los ojos y sonrío al espejo nuevamente. Me sorprende no entristecer al pensar en las dos. Es que justo ahora me siento como si viajara hacia la eternidad en una canasta sostenida por más de mil globos.

— ¿Me quieres contar que es eso que te tiene tan feliz? — ¡Dios! No puedo dejar de sonreír. Me ruborizo al instante y la sonrisa se convierte en una pequeña risa.

—No es nada. —Pongo los ojos en blanco.

— ¿Segura? —insiste frunciendo los labios.

—Ok, sí es algo —Hago una pequeña pausa y sonrío con ojos cerrados—. No te puedo mentir. Es que... Me gusta. Mucho. Tu hijo.

Está bien, ya se lo dije.

El corazón se me acelera un poco ante esa sincera confesión. Es su madre y aunque me adora, no sé lo que piense de ello.

—Dime algo que no sepa —comenta en completa calma sin abandonar las cepilladas sobre mi cabello.

— ¿Qué? —Me giro para mirarla de frente—. ¿Cómo lo sabes? ¿Soy muy obvia?

—Ambos lo son. —Me acaricia el cabello con ternura tras dar el último repaso de cepillo. Las mejillas se me encienden al extremo y una oleada de vergüenza me invade.

— ¿Tú lo sabías? —pregunto sorprendida.

—Sé muchas cosas que no suelo decir, Sam. Si te sirve de algo, tu madre y yo siempre supimos que de alguna manera iba a surgir algo entre ustedes dos.

Una risa estúpida escapa sin permiso de mi boca. Didi se marcha y me deja a solas con mis pensamientos, que esta vez no consisten en las pinceladas tenues de mis momentos más tristes y difíciles de superar, sino que se han dejado tocar por toda la gama de colores en la representación más viva de la paleta de un buen pintor.

Mi cuerpo respira calidez. Esa misma calidez que Erick me entregó anoche cuando ambos nos regalamos nuestra primera vez.

Durante el desayuno no pudimos evitar miradas efímeras y una que otra sonrisa cómplice y creo que de los dos, es él quien más logra controlarse para no sucumbir a los labios del otro en presencia de toda la familia.

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Llevamos una semana en Puerto estrella y ese mismo tiempo sin poder estar a solas con Erick, puesto que Alex siempre se las ingenia para mantenernos en grupo en cualquier actividad. Me hierve la sangre al ver a Sandy cerca de él en plan de conquista. Me entra un ataque de inseguridad que no logro aplacar y simplemente me convierto en alguien irritable.