11. Recuerdos que cortan

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SAMARA


Uno de los primeros pasos que se deben tomar para solucionar problemas como los míos, es precisamente aceptarlos. El problema es que me siento tan hundida que ni siquiera tengo voz ni cabeza para reconocer lo que realmente tengo. No es que quiera o prefiera estar así...seguir así. No. Es que no sé cómo hacerlo; la teoría es fácil, lo complicado es aplicarla con éxito, mas no es imposible de llevar a cabo.

No es mi culpa, ni de ninguna otra persona, así como tampoco está en otros hallar la solución. Esto está en mí, porque solo yo puedo dar esos pasos que se necesitan para respirar nuevamente, para sentir sin que duela demasiado, para vivir como se supone sin caer en el intento.

Hay muchos padeciendo la situación en la que ahora me encuentro y solo me pregunto si algún día esto acabará, si dejara de acribillarme tanto el corazón, si podré vencerme a mí misma, porque aunque no es mi culpa sentir lo que siento, sí lo es el no mover mis pies para dar esos pasos.

Mi hermano entra a mi habitación dándome las malas noticias.

—Erick te va a acompañar hoy a la sesión con el psicólogo.

—No.

— ¿Por qué no? —Me observa ligeramente extrañado por mi actitud a la defensiva.

—Pues... de seguro va a salir con su novia y no quiero molestar.

—Ya hablé con él y me dijo que sí. Mira, te prometo que a la siguiente no voy a faltar, sabes que tengo una reunión importante con el entrenador porque esto es lo que quiero hacer.

—Lo sé, solo que puedo ir con alguien más. Le llamaré a Sisi.

—Ya quedé con él que pasaría por ti, ¿Sí? No me la pongas difícil, quiero concentrarme por hoy en el básquet y si no vas con alguien que no sea él, no voy a estar tranquilo. —Asiento derrotada por sus argumentos.

El basquetbol siempre ha sido su pasión. Mis padres lo sabían y lo apoyaban en todo. Erick también juega y se le da de maravilla, pero no es a lo que se quiere dedicar.

No puedo simplemente no apoyar a mi hermano cuando él me sostiene hasta en los días más duros.

El saber que Erick me iba a acompañar a la sesión me tenía nerviosa, ansiosa e incluso con náuseas. No quería tenerlo cerca otra vez y arriesgarme a que se descontrolasen mis sentidos.

Siempre me pasa que quiero odiarlo, pero lo veo tan decaído en su relación con la pelirroja, que siento que no me creo ese cuento.

Ya sé, la patética en acción.

Es que de verdad él siempre se nota incómodo, vacío y ausente, cuando ella solo está encima queriendo chuparle hasta el último grano de su bello trasero. Es una maldita chupasangre y cada vez que la veo la detesto un poco más.

Realmente no lo entiendo, si tanto le gusta como para presentarla frente a todos como su novia aun cuando acabábamos de besarnos y confesarnos tantas cosas ¿Por qué no luce feliz a su lado? Quizás yo no sepa absolutamente nada de relaciones entre parejas, pero estoy segura que si yo estuviese con la persona que me gusta, disfrutase con una evidente sonrisa estampada en mi rostro cada jodido momento, cada etapa de ese bello enamoramiento.

Antes que Erick llegue, le marco a Sisi porque necesito que ella esté para sostener mis pedazos cuando se caigan. Le explico dónde queda el consultorio y promete alcanzarnos lo más pronto posible.

—Hola. —Erick llega a la casa, Lulú finge una sonrisa e igual yo.

Supongo que desde el día de su cumpleaños, se le salió un poco de su corazón, ella también era una de las tantas que daban por sentado lo nuestro y no resultó así.

Into you © ✔️ [En español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora