Ausente

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Cuando Armand cumplió cuatro meses decidí que era tiempo de ir a buscar Nicolás Flamel:

- Buenos Días cariño! Ya esta el desayuno.- le dije a Severus para despertarlo a noche volvió tarde.

- Bajaré enseguida. - dijo un tanto adormilado.

Mientras lo esperaba sólo pensaba en lo que ocurriría después de mi encuentro con el alquimista debo ser muy precavida sobre mi identidad y Camino, creo que debo quitarle la piedra y guardarla en un lugar seguro.

- Estoy aquí - dijo Severus

- Bien! Siéntate ¿por qué llegaste tan tarde?

- La orden tuvo una reunión, después fui a ver a Voldemort y al ministerio se le ocurrió que quería estar enterado de todo.

- Si no te mata Voldemort este trabajo lo hará. Eh estado pensando en tomar un trabajo de profesora en una comunidad de Squib, es en lugar tranquilo a las afueras de Londres.

- Tú tienes más potencial e inteligencia para desperdiciarte así.

- Entonces debería ser una Triple agente. - dije burlona.

- que graciosa Evelyn.-

- Necesito hacer algo más que estar en casa, me estoy volviendo loca, mi mente solo está pensando en ti y los riesgos, además del peligro en el que estamos constantemente y no necesariamente debido a ti. Tengo demasiada ansiedad.

- Comprendo pero el irte no facilita las cosas, por que no hablas con Alexander para que te de un puesto en el ministerio? .

- No! Eso jamás y que digan que tengo ese puesto gracias a mi padre, en este punto te estas contradiciendo sobre el cumplido a mi inteligencia.

- Tienes razón, eres una mujer excepcional Evelyn. - dijo Severus levantándose para llegar a donde estaba.

- Creo Sr mío que ud quiere algo que no pienso negarle. - dije mientras lo besaba.

Todo comenzaba a subir de tono, el tocandome y pegando su cuerpo al mío con total desesperación, ya me tenía sobre la mesa cuando se detuvo.

- ¿Que ocurre cariño? - dije ya algo agitada.

- Esta estúpida marca! Me esta llamando.

- No vayas! Por favor! Te necesito. - le dije abrazándolo con fuerza.

- Ev, no quiero irme pero tengo que, lo sabés, no lo hagas más difícil.-

- No quiero! Te quiero aquí conmigo, vámonos lejos, así como Lily y James podemos ocultarnos bajo el encantamiento Fidelio hasta que maten a Voldemort. - mi tono estaba quebrado por las lágrimas.

- No llores deja de usar eso como una forma de chantaje, debo irme, creo que si debieron irse con tu padre cuando lo ofreció, así me evitaría tantos disgustos . - dijo arrogante severus mientras de alejaba de mi.

Yo me quedé callada, estática sin decir una palabra hasta que abrió la puerta:

- ¿Eso quieres? -

Sólo se detuvo un instante, volteo pero no dijo una palabra. Desapareció justo en cuanto salió.

Entonces subí a la habitación de Armand, empaque todas nuestras cosas y fuimos directos a la estación de tren. Compre el primer boleto a París, no sabía que explicación le daría Alexander. Mientras pasaban las horas en el tren quería bajar en la siguiente estación y volver pero no lo haré, esta ocasión no se si voy a volver.

Me perdí tanto en mis pensamientos que no sentí cuando llegamos. Al bajar enseguida tomé un coche que me llevara a casa de mi padre. Al llegar toque a la puerta con un tanto de nerviosismo.

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