Inevitable.© [Yoonmin.]

Malestar

Lo vio perderse por la calle como con conejo escurridizo, con la espalda tensa, y la mirada baja, importándole poco dejar el auto en su casa, demostrando que tan enojado se encuentra así que por el bien de ambos Jimin decide darle espacio, sabiendo que arruinó las cosas ahora que lo ha descubierto, y esperando que no pierda lo que ha logrado por callar una verdad que nunca debió pasar en primer lugar.

Cierra las puertas del auto, entrando a casa con las llaves en mano, planeando regresárselas luego, ya que por ahora no debe, ni quiere buscarlo.

YoonGi no es un hombre que le haya gritado antes, mucho menos que monte estas escenas, no obstante comprende que está molesto y es justo que le de tiempo para asimilar lo que ha hecho, así que mientras tanto se enfoca en terminar los deberes en casa, y trabajar con los niños que pronto llegan, teniendo que fingir que el mundo no se le cae a pedazos y que no desea tenerlo cerca.

No es hasta entrada la noche que pide permiso a su madre para poder salir, sin tantas ganas de darle explicaciones que, tras que esta asiente, seguramente preocupada de verlo en ese estado; sale rumbo a su apartamento, esperando poder resolver algo.

El lugar está en penumbras, silencioso, y frío cuando llega, sin embargo YoonGi lo recibe, apenas cruzando palabras y sentándose en el sofá de la estancia, sin darle la mirada.

—Traje tu auto..

Jimin apenas puede hablar, dejando las llaves sobre la mesita al lado, temeroso a lo que sucede, no obstante fue una tarde horrible para ambos dónde ya se torturaron demasiado y apenas han podido trabajar, así que YoonGi baja la guardia, aún molesto pero sin querer lastimarlo.

—Ven aquí, cielo..

Ha señalado su regazo, haciendo que el chiquillo sienta los ojos llenársele de lágrimas, pero obedezca, sintiéndose cálido cuando por fin lo tiene cerca, pasándole los brazos sobre el cuello mientras solloza arrepentido por haberle mentido.

—Lo siento mucho, Yoon. No quería que pasara esto..

YoonGi niega, aún molesto como la mierda por todo lo sucedido, pero sin querer continuar discutiendo.

—Yo soy quien lamenta haberte gritado, amor.

Está temblando, intentando recuperarse del llanto.

—No me ocultes nada, Jimin. Solo así podemos funcionar.

El más chico asiente, así que se permite abrazarlo un poco más, sintiendo el malestar presente en su pecho, intentando dejar todo atrás antes de buscar una solución a toda esta mierda que lo ha lastimado, porque es lo que más le duele.

—No me gusta saber que te han molestado por tanto tiempo, mucho menos que creas que debes soportarlo por no buscar problemas.

Jimin asiente de nuevo, incorporándose un poco para verlo a los ojos, mientras se limpia las mejillas húmedas de tanto llanto, y contestar.

—Lo siento..

Está precioso con sus ojitos pequeños, y los labios más rellenos de lo usual por la angustia del momento, y YoonGi no puede creer que alguien quiera lastimarlo.

—Esa tipa está mal de la cabeza, y tú no tienes la culpa de nada, ¿De acuerdo?.

Parece costarle, no obstante asiente, relajándose en sus brazos, lo que hace que quiera cuidarlo todavía más de lo que lo está haciendo pues ya le falló demasiado tiempo.

—Hablaré con ella y le pondré un alto—continua, dejando las intenciones claras para no seguir en esa situación, y no le importa que Jimin no quiera problemas ya que es necesario.

—Pero.. no quiero que la veas.

Se acerca, dejando un beso en sus labios que interrumpa toda protesta porque no puede estar callando una situación que lo lastime, ni teniendo misericordia hacia quien solo quiere lastimarlo.

—No me jodas, Jimin. No estás en posición de renegar, y no debes hacerlo porque ellos se metieron contigo primero. Hablar con ella solo servirá para dejar claro que no debe molestarte.

Pasan largos segundos para que por fin acepte, quizá sabiendo que no tiene oportunidad de negarse, por lo que YoonGi lo lleva a la cama, sin permitir que esto los afecte, y prometiendo desde ahora no dejar que le hagan más daño.

—No tienes que callar, cielo. Voy a cuidarte cada día.

Jimin se recuesta en sus brazos, decidiendo que por ahora debe hacerlo caso, pues en primera es el responsable indirecto de lo sucedido, y también el único que puede posiblemente arreglarlo.

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