De manera fija.

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Finalmente media hora después Yoongi estaciona en el lugar que Jimin le indicó, y entonces sucede un momento extraño que ninguno sabe descifrar. Jimin incluso se ríe, apretando su mochila con sus pequeñas manos, mientras intenta girarse para abrir la puerta de su lado, no obstante el agradable calor del mayor parece desear envolverlo. Es casi magnético, asfixiante, pero finalmente abre para disponerse a bajar, no sin antes dirigir su palabra al mayor.

—Muchas gracias por todo, hyung. En verdad fuiste de gran ayuda—dice, y su voz ha sonado dulce, chispeante, logrando que Yoongi se encoga en su asiento, mas logra asentir para verle bajar, dejando por su paso una hilera de olor a canela, que sencillamente cree volverlo loco. Es el instinto.

—¿Quién te llevará mañana?—Park encoge los hombros, inclinando su cuerpo para verle por la ventanilla una vez que ha cerrado la puerta, la imágen resultando demasiado para un mortal corazón que parece buscar engancharse con él.

—Iré en autobús—responde, siendo consiente de tan embobada mirada, después de todo no es un tonto, y quizá podrá usar eso a su favor.

—Yo te llevo.—Yoongi le ofrece—De manera fija. Estoy por esta ruta y será absurdo que tomes ese puto autobús.

No puede negarse, joder.

—Pero no me conoces.

—¿Quieres o no? —ríe, al verlo casi gruñir, su evidente falta de paciencia jugando a la cuerda floja con su interés.

Mierda, este puede ser su nuevo crush, no hay manera en que lo rechace.

—Vale, mañana te veo—se atreve a sonreír de lado, notando también como su hyung le devuelve el gesto, aunque el suyo más suave, casi indescriptible. Apenas ha curbeado sus delgados labios, y le hace una seña con los dedos para que se aleje.

Jimin obedece, y gira sus talones para entrar a casa, sin poder creer que ha hecho futuros nuevos amigos, y encontrado un nuevo posible crush.

🌈🌈🌈

Efectivamente a la mañana siguiente el sonido del claxon de un auto le interrumpe mientras se está terminando de cepillar el cabello, estando afortunadamente listo para salir, y aunque ayer no paró de pensar en lo que su hyung había dicho, no creyó que verdaderamente lo cumpliría, no obstante trae que se asoma por la ventana de su habitación y ve su auto abajo; no evita sonreír entusiasmado y tomar su mochila para bajar rápidamente, apenas y despidiéndose de su madre con un rápido abrazo.

—Buenos días, gracias por venir—saluda cuando se ha subido al asiento de copiloto, al par de ese chico hoy vestido con una camiseta blanca, jeans azules, y zapatos negros.

Jodidamente precioso.

—Buenos días, ¿Todo listo?—Yoongi le habla, atento a su presencia aunque un tanto desentendido de emociones si debe admitir, pero el menor le sonríe intentando entender que ese es su estado natural.

—Todo perfecto, podemos irnos.

El ambiente es más cálido mientras Yoongi conduce, aprovechando a charlar un poco, por supuesto el local interesado en como Jimin se adapta a su mudanza, preguntando si su habitación es agradable, y intentando hacer una que otra broma respecto a la ciudad, regalandole para ello agradables sonrisas que hacen que el corazón del recién llegado no deje de latir a una gran velocidad.

Más tarde están entrando a la universidad y tienen que despedirse para emprender caminos diferentes pero Jimin no evita agradecer una vez más tanta hospitalidad.

—¿Te veré luego?—Yoongi es demasiado atento, tanto que solo un tonto creería que simplemente está siendo amable.

Ese tonto es Jimin..

—A la hora del receso, si—achina sus ojitos mientras se mueve nervioso antes de asentir y marcharse.

Y Yoongi lo ve partir no pudiendo evitar que, le atraiga pues parece un pescadito fuera del mar que ha perdido capacidad de nadar.

Le causa tanta curiosidad que quizá le tenga que enseñar.

***

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Inevitable.©  [Yoonmin.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora