capitulo dieciséis

384 60 35
                                    

Los ojos se le inundaron en un mórbido cansancio cuando terminó de vomitar todo lo que con mucho esmero, su amigo el rojizo le había preparado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los ojos se le inundaron en un mórbido cansancio cuando terminó de vomitar todo lo que con mucho esmero, su amigo el rojizo le había preparado.

Antes de que su contrario se sintiera —ligeramente— mal por verlo en el baño vomitando, le aclaró totalmente todo, dejando que carcajeara con fervor afuera del baño mientras que el menor de todos se encontraba casi chillando porque, literalmente, su amigo lo estaba haciendo sentir por la nubes con lo que había cocinado.

Al final, ambos vomitaron sacando toda la sustancia de sus cuerpos dejándoles un dolor en la garganta ya que tuvieron que producir el vómito para poder sacar todo lo que habían comido.

Knuckles empezó a carcajear de nuevo, mientras veía a su amigo el amarillo tirado en el suelo con su mejor amigo al lado.

Aún estaban recuperando aire después de tal atrocidad.

—¡Vomitó arroz!

—¡Knuckles, cállate!

—¡Que asco!

—¡¿Qué?! ¡Literalmente dejó el baño sucio porque también vomitó ensalada!

—¡Que ya! —gritó Tails, que trataba de no chillar por la vergüenza que sentía en esos momentos como también el hecho del dolor que le revolvía el estómago.

Sonic mientras tanto, (aún hecho bolita en el suelo) empezó a reírse con fuerza por recordar como su amigo literalmente salió volando de la mesa para llegar al baño y producir el vómito.

—Ay por todos los cielos... —susurró aún con la sonrisa en su rostro.

Al final, los tres se habían quedado en la sala abrazados por los cobertores mientras veían una serie coreana quién gustosamente, la conejita (casi novia de Tails) les había recomendado para pasar la tarde ese día mientras la rosada aún estaba dormida.

Sonic miró hacia el suelo, en donde ya el rojizo había caído en los brazos de morfeo. Se agachó a la altura de éste y empezó a acomodar su cobija y la almohada para que pudiera descansar mejor. Miró a Tails, quien aún seguía mirando la tele.

—Oye amigo —su voz sonó ronca. Esa pequeña reacción con las manos para sacar el vómito realmente le había dejado la garganta con mucho dolor.

Él de ojos azules lo miró.

—Dime.

—Es que... mira, yo, realmente tengo pena de pedirte una cosa de estas —rasco su cuello con las mejillas levemente rosadas.

—No, no. Está bien, después de todo Knuckles y yo llegamos para saber si necesitabas algo. ¿En qué te puedo ayudar? —se sentó mejor a un lado de él.

—Hmm, es que... —el cuerpo le sudaba. Tal vez llevar ropa ya no era tan buena idea— para no hacer tan largo el tema, necesito comprar unas cosas para Amy. Medicina, mejor dicho. Y yo necesito...

𝐑𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐅𝐎𝐑 𝐌𝐘 𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐒𝐎𝐍𝐈𝐂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora