capítulo veinticinco

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Después de haber tenido aquella, dulce, conversación con Amy, decidieron recortarse a dormir para tener un nuevo y mejor día mañana

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Después de haber tenido aquella, dulce, conversación con Amy, decidieron recortarse a dormir para tener un nuevo y mejor día mañana.

Había recalcado con seriedad que no se sentía bien. Se sentía... extraño. Su forma de ser fue diferente aquella noche porque su voz temblaba cuando recordaba lo que vivió apenas los últimos meses.

Los golpes en el suelo se hacían incesantes mientras parecían una canción de cuna que calmaba la mente en tormento.

Sonic tomó su rodilla hecha frío y dejó de mover su pierna tan abruptamente que pareció que su cabeza hizo un click, que le hizo recapacitar de lo enfermo que estaba.

Sus labios pegados y su mente hablando. Parecía un loco cuando miraba fijamente hacia la pared. Pensando en quién sabe qué que poco a poco, a paso lento y desfigurado como desquiciado, lo estaban volviendo un ser que nadie podía reconocer. Un ser que... que daba asco en su forma de pensar, que daba asco con tan solo mirarlo.

Pobre alma ya perdida en el infierno cuyos demonios arrastraban su poca fe sobre el suelo revolcándolo sobre pecados que él, nunca, en su vida, se le pudo haber cruzado por la cabeza si hubiera estado cuerdo.

Sus pupilas se movieron con lentitud observando cada parte de la habitación cuyas sombras parecían querer llevárselo con ellas. Aquella lengua parecía no ser la suya porque al parecer, hablaba cosas que un Sonic, estando cuerdo, nunca diría.

Susurró y su voz no parecía escucharse a no ser que acercaras tu oído a sus labios, hasta sentir el aire caliente y una corriente pasar por tu cuerpo.

Arrugaba las sábanas mientras observaba cada cosa de la habitación como si hubiera sido la primera la primera vez.

Se había perdido completamente.

Se levantó de la cama y se paseó por la alcoba que compartía junto a su novia. Susurraba cosas sin sentido, mascullaba los dientes cuando se equivocaba. Golpeaba su cabeza, movía sus brazos, movía su cuello en un intento de aflojarlo. —Hasta eso le hubiera servido más antes de colgarse en el techo— ugh, carajo. Cuatro de la mañana y las cosas que pensaba.

Ni siquiera para matarse servía. Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda.

La ira pareció correr por sus venas hasta llegar a su cabeza. Le silbaban los oídos hasta un punto de poder imaginar voces. Se tambaleó sin estar borracho y se recargó en el tocador cuando sintió sus ojos dar vueltas. Suspiró y el corazón le bombeo con más fuerza la sangre, las manos se le pusieron calientes como sus mejillas y fue ahí donde perdió la completa cordura que le quedaba.

Lloró, lloró bajando la cabeza sintiéndose más cansado. En silencio y con dolor que él solo estaba cargando.

Esto no era justo, no lo era para nada. Fue un maldito héroe durante años y lo único que recibió a cambio fue el olvido las personas. Mierda de personas, malditas sean hipócritas.

𝐑𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐅𝐎𝐑 𝐌𝐘 𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐒𝐎𝐍𝐈𝐂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora