capítulo veintitrés

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Sentí como el mundo se detenía y como mi cabeza parecía estallar

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Sentí como el mundo se detenía y como mi cabeza parecía estallar. La garganta me ardió cuando grité por ella, todo estaba en blanco.

Parecía haberlo perdido todo.

—¡¡Amy!!—mi mano pareció haber reaccionado cuando sintió su lejanía.

No sé de dónde, o cómo, pero cuando sentí su brazo fue cuando pude mirarla encima mío con los ojos cerrados por el miedo, ella temblaba, parecía querer llorar más por lo que había podido pasar.

—¡Imbécil de mierda, pon más atención! —gritó el hombre del auto insultandonos a ambos para después seguir su camino.

Quería decir algo en su contra y lo añoraba, pero simplemente nada salía de mi garganta. Se había cerrado tal vez por el shock que tuve hace unos segundos. Abrazaba a Amy con fuerza, mi respiración era lenta, miraba al suelo, aún asustado.

—¡Dios mío! ¿Se encuentran bien? ¿Necesitan alguna ambulancia?

—¿Están lastimados? ¿Cómo está la chica?

—¡Denles espacio no podrán calmarse si siguen encima de ellos!

Muchas... muchas voces. No lo resistía, realmente me estaba poniendo ansioso todo esto.

Quería llorar, quería irme de aquí.

—Ya basta, ya basta por favor... —cerré los ojos con fuerza abrazando con ambos brazos a Amy.

No quería seguir con esto, casi pierdo lo único que me queda.

...

Cuando llegamos a casa parecía que el silencio no quería bajar de su trono. Cerré la puerta con cuidado y mantuve con fuerza la perilla en mi mano.

Tenía tantas ganas de llorar, sentía como si... hubieran estado a punto de querer quitarme algo que me mantenía con vida.

La garganta me ardió y pareció dejar que todo el dolor que tenía acumulado por fin saliera. Sentí los brazos de ella rodearme y mi ropa ser mojada por las lágrimas de ella.

—A-amor...

Susurró con cuidado. Yo sólo pude soltar un gemido de dolor dolor cuando recordé lo que pudo haber pasado si no hubiera reaccionado.

Las piernas me temblaron y me dejé caer al suelo con ella.

La abracé con fuerza. No quería que me la quitaran. Por favor, es lo único que tenía.

—¡N-no! ¡No quiero que te vayas, Ames. Por favor! —mi rostro lo escondí en medio de su cuello— por favor, por favor... no permitas que me aparten de tu lado.

𝐑𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐅𝐎𝐑 𝐌𝐘 𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐒𝐎𝐍𝐈𝐂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora