capítulo treintaitres

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La agonía se extendía como un cáncer en el cuerpo, la vesania es solamente una pequeña intermitente de la realidad a lo que él deseaba: una falsa felicidad plagiadora de los deseos de los demás, algo de segunda mano que se extendía como el cuerpo ...

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La agonía se extendía como un cáncer en el cuerpo, la vesania es solamente una pequeña intermitente de la realidad a lo que él deseaba: una falsa felicidad plagiadora de los deseos de los demás, algo de segunda mano que se extendía como el cuerpo usado en el que no se sentía a sí mismo.

Maldice las palabras ladronas de su garganta, nada es sincero de lo que escupe su lengua y aún así cree que puede mejorar. Siempre fue alguien con ilusiones, le dió vergüenza en su momento.

Se sintió extraño, un sin fin de pensamientos de las cosas que pasaban le hizo sentirse exageradamente agobiado. Cómo era posible que doliera tanto, por qué dolía de esa manera tan tormentosa, por qué tenía tanto miedo y cómo estaba enfrentando su conciencia a todo eso.

Recordó entonces a alguien lejano en una situación así, se sintió completamente distinto, ajeno de ese sentimiento de perdida. Pero ahora sentir ese temor y dolor en carne propia le hizo caer en cuenta que no conocía nada de lo que era real y peligrosamente duradero.

Soñó una vez que moría, y eso realmente le hizo despertar llorando. Sentir tan cerca el frío en su cuerpo y pensar que ya jamás volvería a estar con las personas que deseaba proteger le dió un terror que por un tiempo jamás deseó experimentar. Pero sentía una voz llamándolo por su nombre, gritando desde lejos, sentía ese saber en la mente que su fin se acercaba, que tenía que estar preparado para el día que tenga que cerrar los ojos, rogar a Dios pidiendo perdón y esperar que su alma se salvara a lo que siempre le tuvo miedo.

Cierra los ojos y se imagina cómo acabará todo, cómo será el día en que decida que ya lo sabe: Lluvioso o soleado, en silencio en la orilla de un edificio o en la del mar enfrentando por fin el miedo que lo mantuvo cautivo por años. Imagina el día de su despedida a este odioso mundo y no puede evitar sentir melancolía.

Solo no quería que doliera.

Pensando en silencio mientras los gusanos se paseaban tan ferozmente por debajo de la tierra, comiendo lo que quedaba de las personas que algunas vez fueron alguien, se preguntó que pasaría en el día que el decidiera que quería estar con su hijo. Sueña con eso y se pregunta qué se sentirá estar con la persona que ama, que esté entre sus brazos y que se sienta protegido entre ellos. El deseo de vivir por ese alguien era desesperante, la idea de no poder tenerlo a su lado le daba un sentimiento de rechazo a la felicidad que solo tomó como único deseo.

El sentimiento en sus ojos al querer llorar no era algo nuevo, sin embargo se obligó a levantar la mirada de aquellos zapatos negros y desgastados por los años, el barro los ensució con su esencia y el pasto los abrazó como si quisiera que él estuviera acostado entre ellos. Soltó un aire ahogado, no pudo evitar sentir un escalofrío que le corrió de la espalda hasta los hombros.

𝐑𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐅𝐎𝐑 𝐌𝐘 𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐒𝐎𝐍𝐈𝐂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora