capítulo veinticuatro

370 51 29
                                        

A veces me gustaría abrirte el cráneo y desenredar con cuidado tu cerebro, para así, poder saber por qué me mentirias con algo tan importante como nuestro bienestar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A veces me gustaría abrirte el cráneo y desenredar con cuidado tu cerebro, para así, poder saber por qué me mentirias con algo tan importante como nuestro bienestar.

Deseaba preguntarte de buena manera si serías capaz de hacer posible una mentira con tal de que creyeras que era tonto de alguna manera.

Joder, podré estar hecho mierda, pero te juro que si me mienten en algo podrían terminar de joderme la vida.

Y tu, linda, no creo que seas capaz de hacer algo como eso.

No había podido dormir en días, un presentimiento me hacía permanecer todo el tiempo activo. Las ganas de vomitar se intensificaba, el dolor de cabeza parecía querer explotarme el cerebro.

Estaba tan cansado y tan enfermo de todo esto.

Realmente era estúpido pensar en querer morir ahora. Es decir, antes lo deseaba y lo añoraba porque no tenía ganas de siquiera levantarme de la cama. Pero ahora, con todo esto que sentía, tanto enfermedad como cansancio, me daban más motivos para seguir adelante con lo que desde hace años quería hacer.

Te acariceaba los cabellos mientras estabas recostada sobre mi pecho, dormías plácidamente, tal vez pensando o soñando que quieres.

Te veías tan tranquila a como creía que estarías después de todo lo que habíamos pasado. Y es... obvio, mierda, nosotros eramos realmente polos opuestos en maneras de pensar. Pero, que no hayas presentado ningún mínimo remordimiento o decirme cómo te sentías después de que perdimos a nuestro hijo me hace pensar que ambos llegamos a un punto de falta de cordura extremo.

Ahora que lo pensaba, tal vez yo era el que te había puesto en este estado. Te lleve conmigo a lo más profundo de un mar deprimido, de una costa de azul oscuro cubierta por icebergs a cada uno de nuestro lado mostrando así que tan fríos podíamos ser con el contrario.

Pff, ¿Tan mierda estábamos? Era obvio. Te mentía, te decía cosas que no eran ciertas solo para que no te enojaras y por una mierda no sé si tú haces lo mismo conmigo.

Estaba tan enojado, tan putrefacto por dentro con tantas cosas que me hacía. La vez que me intenté intoxicar, las veces que me he cortado, las veces que golpeaba cosas en un intento desesperado para no desquitarme conmigo mismo, o mejor dicho, con mi cuerpo.

Era obvio que necesitaba medicinas. Tal vez la falta de sueño me estaba haciendo sobre pensar las cosas a tal punto de volverme loco y pensar que me observan.

Dios, debería dejar de pensar así. Me estoy volviendo paranoico.

—Ey, Sonilkku, ¿Podrías alcanzar la sal que se encuentra en el gabinete? —la observé con cuidado definiendo su cuerpo. Nunca la había reparado tanto, de verdad era linda— ey, tierra llamando a Sonic el amor de mi vida, ¿te encuentras bien?

Me tomaba de las mejillas para que la observara al rostro. Unas mejillas rojas muy mal cuidadas solo podía definir con algo de tristeza.

Tal vez yo era el que confundía las cosas. Amy era tan linda y sincera, era obvio que viéndome en este estado no quería que me preocupara por ella.

𝐑𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐅𝐎𝐑 𝐌𝐘 𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐒𝐎𝐍𝐈𝐂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora