capítulo treintaidos

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Le quiso destrozar la cara con sus mismas manos, la sangre le salpicó a los nudillos, era caliente, era de Sonic

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Le quiso destrozar la cara con sus mismas manos, la sangre le salpicó a los nudillos, era caliente, era de Sonic.

—¡Shadow, ya déjalo!

—¡¿Así que eres muy valiente?! —lo golpeó otra vez— ¡¿Muy hombrecito por tratar de violar a Rose?!

—¡Shadow, basta! —Silver estaba casi encima de él, tratando de detenerlo.

El aire le empezó a faltar, lo estaba ahorcando.

—¡A ver hombre! ¡Defiéndete!

—¡Shadow!

Las manos de su contrario en un intento desesperado por tratar de quitarlo de encima lo golpearon leve en el rostro. Las fuerzas eran vagas y empezaba a ver borroso.

Y se lo imaginó: él, encima de ella, manoseando su cuerpo, obligándola a besarlo, ¿tal vez la golpeó? la golpeó. Sintió asco, ganas de vomitar.

—¡Te voy a romper esas manos!

—¡Ya!

Tails empezó a llorar, el miedo era enorme y por primera vez sentía un ataque de pánico.

Terminó la batalla consigo mismo para dejarlo, aún, con la rabia encima, se quitó de encima golpeando la cabeza de Sonic contra el suelo.

Se pasó las manos por las púas negras, el azul tomó su cuello, empezando a toser.

No sabía qué pensar en ese momento, no sabía si actuar o decir algo en ese mismo momento era lo adecuado. Se sintió avergonzado, el sudor se abrigaba en su cuerpo mal cortado.

Miraba al suelo, asustado, sintiéndose... sin encontrar una palabra peor que mierda, sintiéndose él mismo, el peor ser que haya pisado ese mundo.

El silencio era abrumador y la incomodidad no dejaba de ser presente en ese instante.

Sintió como si fuera a desmayarse.

— Yo... lo sien...

—¡CIERRA EL MALDITO PICO, ERIZO! —Shadow gritó con la voz entrecortada, temblando— t-tu... eres un maldito hijo de perra... ¡¿Tu estás sufriendo?! ¡¿Tu?! ¡Maldito infeliz si de por mí fuera estarías bajo tierra en este instante!

No dijo nada después de eso, asintió, reconociendo sus palabras y sus malos actos.

Era tal vez hipócrita pensar que quería morir en ese instante, cuando hace unos minutos había tratado luchar por respirar.

No paraba de llorar, su cara se hizo roja y cubrió sus labios. Estaba rezando en su mente que todo fuera una pesadilla.

Escuchó un sollozo en la ventana, Shadow se había dado la vuelta para poder llorar.

¿Esto era lo que estaba haciendo? ¿Más daño? Ellos no tenían nada que ver, entonces por qué estaban así, por qué había ido a ellos.

Mucha más culpa, muchas más ganas de cortarse la garganta crecían. No quiso pensarlo mucho, no quiso dejar pasar ese sentimiento. Lo dejó.

𝐑𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐅𝐎𝐑 𝐌𝐘 𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐒𝐎𝐍𝐈𝐂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora