capitulo dieciocho

378 56 62
                                    

Alcanzó a limpiar las lágrimas que salían de sus ojos y se miró de nuevo al espejo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alcanzó a limpiar las lágrimas que salían de sus ojos y se miró de nuevo al espejo. Suspiró con fuerza mientras movía sus brazos para poder estar tranquilo y sonrió al espejo.

—Hola, mi nombre es Sonic The Hedgehog y soy amigo de Tails, quién fue el que me recomendó —sostuvo la sonrisa unos segundos y después se apoyó en el lavamanos— no, así no. Otra vez, hola, mi nombre es Sonic, héroe de Mobi.. no, no. Así tampoco.

Escuchó a sus amigos discutir desde abajo sobre su presencia.

Suspiró de nuevo.

—¡En un momento bajo! —gritó tanto como pudo. La garganta la quemaba— A ver —miró al espejo— hola, mi nombre es Sonic y vine por el puesto... Ay, mierda. ¡No, así tampoco!

Tomó una toalla y gritó como pudo para no ser escuchado. Tomó aire y movió sus brazos de nuevo para relajar los músculos.

Estaba demasiado tenso.

Abrió la puerta del baño y empezó a bajar las escaleras de dos en dos aún así sabiendo la posibilidad de poder enredarse y poder partirse el cuello al caer y... Mierda, otra vez estaba pensando cosas suicidas.

No, no. Iba a cambiar eso desde hoy.

Al llegar a la sala puso la mejor sonrisa que pudo a sus amigos, quienes estos, obviamente lo miraron extrañados.

—¡Vaya! Estás muy animado.

—Digo lo mismo. Hace unos minutos estabas muy pálido y ahora estás más contento que nosotros.

—Bueno, hoy es un gran día —mencionó mientras se dirigía a la puerta— daré lo mejor de mí para poder tener el empleo, también hablé con Blanca y me dijo que, quiero decir, Señora-

—¿Blanca?

Alcanzó a saltar del susto cuando sintió la voz de Amy detrás suyo. La miró de inmediato y observó en sus ojos cansados que no le gustaba la idea que mencionara a esa tal Blanca.

—¿Quién es?

—H-hmm, Amy. Ella... —sintió como se estaba ahogando— ella es la enferma Blanca, la que te cuidó cuando estabas inconsciente.

—Si, claro.

—Amy, es la verdad. I-incluso la conociste el día que nos dijeron de que estabas enferma.

—No te creo.

—Amy, por Dios. No es mi amante, ¡Incluso ella me dobla la edad!

Los chicos que presenciaban la pequeña discusión de ambos se sintieron incómodos. Lentamente pasaron por el lado de ellos hasta llegar a la puerta.

—Sonic, nosotros vamos saliendo. Te esperamos afuera —mencionó su mejor amigo mientras salía con el rojizo.

Su casa quedó en silencio cuando los invitados habían salido. Sonic suspiró mientras se acercaba a ella y trataba de tomarle las manos.

𝐑𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐅𝐎𝐑 𝐌𝐘 𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐒𝐎𝐍𝐈𝐂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora