episodio treinta y cinco

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Amy, su encantadora Amy

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Amy, su encantadora Amy. Oírla hablar era una de sus melodías favoritas, dónde su fina y delgada voz traspasaba sus oídos y los relajaba de una forma hermosa, dónde allí, dónde el diablo sentía celos cuando ella le apuntaba con sus hermosos zafiros a él y solo a él... sí, a nadie más. Pensó ahí, en lo mucho que amaba a Amy Rose. Era encantadora y perfecta en todos los aspectos, en su cuerpo, en sus labios, en sus pestañas y en sus rizos, sus manos y en cómo no, sus hermosos gritos, o él no los consideraba gritos, no, eran más de esos gemidos que la mujer dejaba salir de su cuerpo cuando no estaba feliz, y por el contrario estaba aterrorizada. Si, eso hacía que sus oídos se relajaran.

Porque... ¡oh, mi Dios!, lo verían tan mal si se enteraran... quería decir, lo matarían; pero esa mujer envuelta en piel rosa le hacía pensar muchas cosas: cuando hacía algo que a él le agradaba le daban ganas de envolverla y hacerla sentarse en un trono, dónde pertenecía. Pero a veces era tan... humana; dónde se equivocó tantas veces y él pensó cómo acabar con esas imperfecciones. Pero no... jamás le haría tal daño a alguien que se equivocaba igual que él. Se mataría antes y realmente estaba tan cerca.

Pero de nuevo ella ahí, cometiendo uno de esos pecados que son difíciles de perdonar; el adulterio era una cosa tan dolorosa que mataba ver a alguien que había jurado amarte durmiendo con otra persona. Oh... cómo le dolía el alma por eso... Pero bueno, él no era perfecto si pensaba esas cosas, pero tampoco era malo cuando nunca les dió un indicio para empezar. Se justificaba diciendo "pensamientos intrusivos" y volvía a su vida cotidiana.

Y estaban pasando tantas cosas al mismo tiempo que ya no resistía ese matadero. "¡Amy Rose yo te amo! Pero lo que hiciste fue lo que me terminó matando finalmente" y eran tan ciertas esas palabras. Pobre hombre, que se lastimó nuevamente ese cuerpo putrefacto por su dolencia. Gritaba: "¡Amy Rose!'' y se golpeaba el pecho de nuevo. Tanta fue su tristeza que terminó vomitando sangre.

Ya ni siquiera sabía lo que sentía, era una tristeza tan horrible que se confundió con odio y desesperación.

Poco a poco y lastimosamente cayó en esa desesperante trayectoria hacia querer ignorar todo nuevamente, como había hecho en cuestiones pasadas al no querer cargar con ningún tipo de culpa. Como la muerte de su padre, que al no querer tirarse lo empujó a los autos para que dejase de atormentarlo. Cuánto daría por volver a ver ese rostro cargado de pánico. A su madre, a quien aumentó la dosis para que muriese y lo dejara libre a él de una carga que no le correspondía. Ahora estaba en un lugar mejor y no se arrepentía de eso.

Pero ya ni siquiera sabía que estaba haciendo arrodillado, olvidó pedirle perdón a Él y en lugar de eso solo se quedó petrificado, desolado y cansado, llorando porque no podía hacer nada más.

"Amy... mi amor, ¿esto es lo que yo merezco después de amarte tanto?" pensaba "yo te quise perdonar todo lo que me hiciste y aún así volvías con esto"

Le estaba doliendo peor que antes.

"¿Qué es lo que tiene él, mi amor?" miró su rostro "Qué es lo que tiene Bob que no tenga yo"

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2023 ⏰

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𝐑𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐅𝐎𝐑 𝐌𝐘 𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐒𝐎𝐍𝐈𝐂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora