Hinata apenas consigue aguantar el banquete, mirando sin ver, oyendo sin escuchar. Hasta los platillos, en una abundancia que no había visto nunca, le saben insípidos. Debería comer a manos llenas y disfrutar de una comida que nunca había probado en su vida.
Ni siquiera es capaz de hablar cuando Sasuke se inclina para murmurarle algo en el oído, con voz pausada, serena y tranquila.
—Lo estás haciendo bien —dice, aunque ella intenta ignorarlo.
Como su hermano, el también tenía un porte bastante elegante. Era un claro recordatorio de quién y que era Sasuke.
Sentada en la mesa de cristal, bebiendo un líquido vino tinto hasta sentir que la cabeza le daba vueltas, tenía la impresión de ser una traidora. ¿Que estarían haciendo esa noche su hermana y su padre? ¿La extrañarían?
En lugar de eso está atrapada en un lugar lleno de gente que mira a los demás como simples mortales, arrogantes y llenos de vanidad.
Esa mañana era una ayudante y ahora; era una princesa. ¿Qué más podría cambiar? ¿Qué otra cosa podría suceder?
—Ya es suficiente —dice Sasuke con una voz que flota en el aire mientras le quita de las manos a Hinata la lujosa copa por un vaso de agua.
—Esa bebida me agrado —refunfuña ella.
De todas formas, bebe el vaso de agua de un solo trago y siente que despeja un poco su mente.
Sasuke se limita a levantar los brazos.
—Después me lo agradecerás.
—Gracias —responde, lo más brusca e insidiosamente posible.
No ha olvido la forma en que la miro en la mañana, como si ella fuera algo por erradicar. Pero ahora su mirada era más dulce y tranquila, semejante a la de Naruto.
—Lamentó lo de esta mañana, Hinata.
—¡Si, claro! —afirma en respuesta.
—De veras —se inclina junto a ella. Estaban sentados uno al lado del otro, mientras el resto de la familia ocupada un puesto más alto—. Sólo que... antes era costumbre que a los príncipes jóvenes les tocara elegir —añade, con una sonrisa más que forzada.
¡Ah!
—No lo sabía —replica ella sin saber que decir. Debería compadecerse de él, pero no puede sentir ninguna lástima por el príncipe.
—Bueno, no tenías porque saberlo no es culpa tuya.
Se vuelve hacia la sala de festejo y arroja una mirada a los invitados. Hinata se preguntaba qué cara buscaba.
—¿Ella esta aquí? —inquiere en voz baja, como disculpándose—. ¿La joven a la que habrías elegido?
Sasuke titubea y sacude la cabeza.
—No, no tenía en mente a nadie en particular. Pero era agradable albergar la opciones de decidir, ¿sabes?—La verdad, no. No tengo idea. No me puedo dar ese lujo de decidir.
—No es como mi hermano. Él creció sabiendo que no tendría voz en su futuro. Supongo que ahora estoy recibiendo una muestra de lo que se siente.
—Tú hermano y tú lo tiene todo, príncipe Sasuke —musita ella con una voz muy fria—. Viven en un palacio, tienen fuerza, tiene poder. No sabrían lo que es la necesidad aunque esto les diera una patada en los dientes y créeme que lo hace muy a menudo. Perdóname si no siento ninguna pena por alguno de ustedes.
Parecía haberse soltado y dejado que su boca se aparte del resto del cerebro. Cuando se recupera, bebiendo el agua que queda en un intento por serenarse, Sasuke solo la mira con ojos serios. Pero la pared de hielo se desvanece y se derrite mientras el suaviza su mirada.
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Enamorada de mi cuñado.
FanfictionEn una sociedad dividida por el estatus social, Hinata luchaba por sobrevivir bajo la sombra de los ricos. Humanos arrogantes y llenos de avaricia, con el poder de manejar al mundo a su antojo. Pero cuando Hinata Hyuga -una joven humilde-, conoce a...