Capitulo 10.

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A la mañana siguiente, cuando abrió los ojos ve junto a su cama una silueta envuelta en sombras.

Se acabó. Anoche salí de la mansión y vienen a matarme.

Antes de que la figura pueda hacer cualquier cosa, ella se levanta volando, preparada para defenderse. Sus músculos se tensan mientras el delicioso zumbido cobra vida en ella. Pero en lugar de ver un asesino, distingue un uniforme rojo. Y reconoce a la chica que lo viste.

Ino tenía el mismo aspecto que antes, aunque ciertamente ella no. Esta junto a un carrito de metal con té, pan y cualquier otra cosa que ella deseara desayunar.

Siempre consciente de su deber, no le dice nada, pero le habla a gritos con los ojos. Mira sus manos, tenía las uñas sucias y llenas de tierra. Hinata intenta ocultarlas, y su amiga hace una mueca.

—¡No es nada! —exclama, y la elude de un salto. Ella no dice nada—. Ino...

Pero ella sigue entretenida en sus alimentos. Antes de que pudiera reaccionar, Ino le pone en la mano una taza de té.

—¿Dónde te escapaste el día de la fiesta? —le murmura en voz baja, mirando alrededor para asegurarse de que nadie más estuviera en la habitación.

—Sasuke me llevó a dar una vuelta a los jardines —responde, sonrojada.

Ino entorna los ojos.
—¡Vaya! —silba—. Ahora si que parecen una parejita.

Hinata sacude la cabeza.
—No digas eso —la sujeta de la mano y la invita a sentarse junto a ella—. Simplemente fue amable.

Su amiga asiente, y se encoge de hombros como si eso no tuviera importancia.
—¿Y que me dices de anoche? —la miro fijamente—. Tenten y yo te estuvimos buscando, y no te encontramos. 

Aguardo silencio y miro a Ino que la observaba con aire pensativo y entusiasmada por el tema de conversación.

—Ayer fui a casa —le confesó.

—¿Qué? —soltó Ino, asombrada—. Pero, ¿cómo... cuando?

—¡Sí, lo se! —Hinata dejó la taza en la mesita de noche, y se volvió para sujetar las manos de su amiga entre la suyas—. ¿No estás contenta?

Ino asintió.
—Claro que si —respondió, con una media sonrisa—. Pero Hinata... eso es peligroso. ¿Cómo saliste de la mansión?

—Sasuke... —susurro.

—¿Él te saco? —Ino arqueó una ceja—. Pero si nunca sale de la mansión. No conoce más allá de estas cuatro paredes.

Hinata se mordió el labio inferior.
—Convenció a Naruto de llevarme —le explico tras pensarlo un minuto—. Ambos me ayudaron.

Ino se llevó una mano a los labios, atónita.

—¿Qué es lo que te preocupa? —le pregunto Hinata a Ino en voz baja—. Fue lo mejor que me pasó. Nadie nos descubrió.

—Sasuke y el príncipe Naruto...  ¿Crees que podrían contarle a alguien que has salido de casa? Digo, se que ellos te ayudaron pero ¿y si es una trampa? ¿O la reina se entera?

—No creo que Sasuke diga nada —contestó Hinata tras meditar un instante—. Se que es su mamá, pero resultó que fue muy amable cuando le pidió a Naruto que hiciera esto por mi. Además, no parece un chico dado a los chismes.

—¿Y Naruto?

Hinata frunció el ceño.

—No lo sé. Él ha sido muy gentil conmigo desde que llegue. No se me ha pasado por alto el hecho de que no prometiera guardar silencio. Supongo que mantendrá la boca cerrada por el bien de ambos.

 Enamorada de mi cuñado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora