Una mañana, después de varios días de la enfermedad y la mordedura de la serpiente, Hinata se sintió por fin con ánimos de salir de la cama.
Para su inmenso alivio, la mayoría de las chicas de las pruebas de las reina se habían marchado y la Mansión del Sol había quedado sumida en una nueva paz y tranquilidad.
Aunque pintarla y convertirla en la joven princesa que tenía que ser todo los días al principio le molestaba, ahora disfrutaba cuando las doncellas la ponían frente al espejo, que pedían mudamente su permiso y la consentían diariamente.
Durante su lección con Kakashi a la mañana no consiguió concentrarse. No podía pensar en otra cosa que no fuera en lo amable que fue Naruto con ella las noches anteriores.
Esa mañana se había puesto sus botas nuevas y estaba encantadisima.
—Sé que no es de mi incumbencia, pero —se lanza Kakashi con una voz que la asusta—, pareces estar demasiado apegada al príncipe...
Hinata siente tanto alivio que casi se ríe como una loca, pero no pudo evitar ofenderse al mismo tiempo.
—Estoy comprometida con él —replica, pero hace lo posible para no parecer grosería.
—No me refería a... —Kakashi agita la mano en el aire de forma desinteresada—. Da igual.
Aunque en vez de dejar las cosas ahí, Kakashi se inclina hacia adelante y la intimida con sus negros y profundos ojos.
—Mi única intención es prestarte ayuda. No olvides quien eres y que quieres, pero... tampoco olvides quien es la prometida de Naruto y de quien es hijo Sasuke.
Esta vez Hinata no puede contenerse.
—¡No seas así! —eso la había enojado un montón—. Sasuke es mi amigo y... no conoces nada de él. Y con respecto a Naruto... él, ya me dejó en claro sus intenciones. No soy más que su cuñada, eso es todo. Que no te gusten los príncipes no significa que quieras que los demás los odiemos.
—¡No los odio! Simplemente hago mi trabajo de mantener las cosas al margen y en orden —y remata con un tono amenazante—. Y sí tú no te comportas tampoco, tendré que informarlo.
Hinata siente náuseas.
—Pero... —dice con un hilo de voz—... yo no estoy haciendo nada malo.
—Lo único que se es que Naruto y tú, tienen una curiosa relación que poco a poco está tomando profundidad. Y eso es peligroso...
Hinata siente eso como una bofetada que la devuelve a la realidad.
—Este no es tu mundo. Que aprendas a hacer reverencias y a comportarte como una princesa no te hace una como nosotros.
—Porque simplemente no lo soy —Hinata empuja hacia él su libro de historia—: no me interesa ser como ustedes tampoco. Yo no estoy interesada en el trono o la corona, o un príncipe. En lo absoluto. Se que soy diferente.
—En efecto, lo eres —murmuro mientras pasó un dedo por las páginas—. Y por eso quiero que hagas las cosas bien. Solo quiero cuidar los sentimientos de las personas que me importan. Tú, Sasuke, Naruto.
Su mente divaga y su mirada se nubla. Bajo la luz, parecía más joven y gris, un hombre muy serio obsesionado con las reglas y con hacer las paces con cualquiera.
—Lo siento, niña mía —dijo Kakashi dulcemente—. Por supuesto que tú sabrás cómo hacer las cosas. Tratare de apoyarte en lo que pueda... ¡Me alegro que estes mejor!
ESTÁS LEYENDO
Enamorada de mi cuñado.
Fiksi PenggemarEn una sociedad dividida por el estatus social, Hinata luchaba por sobrevivir bajo la sombra de los ricos. Humanos arrogantes y llenos de avaricia, con el poder de manejar al mundo a su antojo. Pero cuando Hinata Hyuga -una joven humilde-, conoce a...