Capitulo 40

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—Ay, querido, Hinata no es la única Hyuga a la que puedes perseguir —se burló Neji, sentándose al lado del rubio.

Los dedos de Neji se deslizaron por los hombros de Naruto hacia su cuello muy despacio, acariciando el nacimiento de pelo rubio que crecía sobre su nuca, y sus pestañas castaño oscuro descendieron un poco para observar al joven.

—No —respondió con franqueza—, pero Hinata es sin duda la más interesante y hermosa—Naruto alzó una de sus manos hasta sujetar la de Neji entre su puño— . Te agradecería que no me tocaras —y la aparto de su rostro.

—¡Oh, pero que delicado! —Neji se alejó un poco—.  La mayoría de las mujeres no son interesantes, ¿no? Al menos no fuera de la cama. Me atrevería a decir que encontraste a mi Hinata muy interesante en la cama también.

Pues bien, ahí estaba el inoportuno comentario que tanto esperaba Hinata de parte de su primo. Hiashi casi se ahoga con el agua, y empezó a toser de forma desesperada, todo pensamiento de inocencia hacia su hija se había desvanecido de forma oportuna: Hanabi se acercó a su padre y comenzó a darle suaves golpecitos en la espalda.

—¿Q-Qué? —gorjeó Hiashi—. ¿T-Tuvieron...?

—¡No, no! —se excusó Hinata de inmediato con una lánguida y nerviosa sonrisa en los labios—. ¡No le hagas caso a este menso! ¡No sabe lo que dice!

Incluso con su limitada experiencia para mentir, Neji se dio cuenta de que la había liado con semejante confesión, sobre todo porque muchas veces olvidaba que la gente tenía más sentimientos que razón.

Pero a sus atolondrados sentidos no parecieron importarles, puesto que no entendía porque se sentía tan celoso de su prima y una ligera emoción de envidia lograba arrancarle una no tan indefensa actitud.

—Bueno, no es para tanto, tío—masculló Neji, mientras sus traicioneros dedos se deslizaban cerca de la mano que Naruto tenía apoyada sobre la mesa—. Era de esperarse que siendo una pareja no se hayan visto comprometidos en esos menesteres. Estoy seguro de que Naruto siempre respeto a Hinata y la cuida con propósitos honorables, al menos.

—Pues lo está haciendo bastante mal para venir a pedirme la mano de mi hija luego de haberse acostado con ella —dijo Hiashi con el rostro pálido y casi de color verde.

Con una carcajada, Naruto se apartó un poco de Neji y paseo su cálida mirada por el sonrojado rostro de su novia.

—Está usted equivocado —dijo con suavidad—.  Hinata sigue siendo una niña inocente —mintió, pero si que se le daba bien. Era muy convincente, con aquella seriedad y tranquilidad que Hinata tanto admiraba—. Es adorable por supuesto y fascinante, pero aún quiero conservarla hasta el día de la boda.  Su gracia, todavía no ha sido consumada.

"Su gracia", añadió ella para sus adentros. ¡Vaya forma de decirle! ,  al parecer la virginidad de una dama era puesta en un pedestal.

Sin embargo, había que reconocer, que Naruto siempre hacía un espléndido trabajo para convencer a otros de lo contrario y salirse con la suya.

Además, sin mencionar que su padre tampoco había reaccionado como esperaba; debía de suponer que se trataba del dinero. ¿Quien en su sano juicio discutiría la "gracia" de su hija cuando el príncipe le había pedido la mano? Nada menos que un tipo asquerosamente rico y dispuesto a hacerlos igual de ricos también.

Contempló a Naruto que ese día emanaba un aura tan enigmática y encantadora que todo el mundo parecía agradecerle por su belleza.

—Está bien —murmuro su padre por fin, su voz era trémula y parecía cansado—. Creo que tienen mi permiso. ¿Cuando piensas partir?

 Enamorada de mi cuñado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora