La cocinera acababa de preparar un risotto de calamar y unas tartaletas de arándanos cuando Naruto entró al comedor.
—¿Te sientes mejor?
Le pregunto a Hinata cuando lo vio entrar.
Esa tarde, luego de los eventos ocurridos solo se encontraban ellos dos almorzando.
—Sí —le contestó mientras se sentaba en la mesa.
Hinata removió su risotto con la cuchara y lo observó comer. La luz del tenue atardecer se reflejaba en su cabello y le arrancaba destellos. Se sentaba con una postura muy erguida en la silla y el más leve de sus movimientos despertaba una oleada de deseo en ella. Podría pasarse el día contemplándolo y no cansarse jamás.
No. Lo que en realidad deseaba era levantarse de su silla, acercarse a él, sentarse en su regazo y pasarle las manos por esas maravillosas ondas doradas mientras lo besaba con pasión.
¡déjalo ya! Gritó para sus adentros.
—¿Sabes? —le dijo con vacilación—. He estado pensando... ¿Y si vinieras conmigo? ¿Tan malo sería vivir un tiempo como un plebeyo?
La mirada de Naruto la dejó sobrecogida.
—Ya hemos hablado de esto. Ese no es mi mundo; no lo comprendo, no entiendo vuestras costumbres. Me siento extraño y odio esa sensación.
Hinata se aclaró la garganta. De acuerdo, no volvería a mencionar el tema. Con un suspiro se metió una cucharada de risotto y comenzó a comérselo, aunque lo único que le apetecía era discutir.
Una vez acabada la comida, Naruto la ayudó a levantarse de la silla, y la acompañó hasta el salón contiguo.
—¿Quieres que te lea algo? —le pregunto él.
—Claro —respondió ella.
Sin embargo, Hinata sabía que algo no iba bien. Se mostraba cauteloso con ella, casi frío.
*****
Al ver que Ino se acercaba, Sasuke se reclinó en el sillón y entrelazó los dedos de ambas manos sobre el vientre. En deferencia al calor tan poco inusual para una tarde de diciembre, el chico se había quitado el frac y se había alzado las mangas, dejando al descubierto sus pálidos antebrazos.
Deseosa de escuchar a Sasuke sobre su últimos comportamientos reticentes con respecto a Hinata, Ino se apoyó sobre el borde del escritorio, de cara a Sasuke.
—Me preguntó qué habrá hecho la señorita Hyuga para ofenderte tanto... —discurrió en voz alta—. Cuéntamelo, Sasuke. Si no mi imaginación conjugará de seguro algo mucho más escandaloso que una simple pelea, con la pobre Hinata.
—¿La pobre Hinata? —resopló Sasuke—. No preguntes, Ino. No estoy en libertad de hablar de ese tema.
—Suéltalo ya, Sasuke —le insistió Ino—. O te haré padecer.
Una ceja de sus levantó de forma irónica.
—Puesto que Hinata podría entrar en cualquier momento a en esta habituación, esa amenaza resulta algo redundante.—Trataré de adivinarlo, entonces, ¿Pillaste a Hinata con alguien más? ¿Acaso la viste besando con algún caballero o....?
Sasuke respondió con una sarcástica sonrisa de medio lado.
—Más bien, ¿con quien crees tú que lo hizo?Ino se hizo la tonta.
—No lo se —fingió sorpresa—. ¿De quien estamos hablando?—Tú ya sabes de quien, Ino —masculló.
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Enamorada de mi cuñado.
FanfictionEn una sociedad dividida por el estatus social, Hinata luchaba por sobrevivir bajo la sombra de los ricos. Humanos arrogantes y llenos de avaricia, con el poder de manejar al mundo a su antojo. Pero cuando Hinata Hyuga -una joven humilde-, conoce a...