Hinata vuelve a la plataforma de los sirvientes con una sensación de vacío en el estomago. Si acaso había sentido felicidad hasta ese instante se había desvanecido ahora por completo.
No se atrevía a volver a verlo otra vez. Verlo ahí con ropa elegantes, cargado de galones y medallas, y justo con los aires de grandeza que no soportaba. Como Ino, el tambien portaba la insignia de la corona en llamas, pero la suya era de mármol negro, diamantes y rubíes.
Ahora parecía un futuro rey de pies a cabeza, un mimado hasta la médula. Y pensar que había confiando en él.
Los demás sirvientes se hacen a un lado, para permitir que se arrastre hasta el último sitio de la fila mientras la cabeza le daba vuelta. Él le consiguió ese trabajo, la salvó, y salvó a su familia... Y es uno de ellos. Peor que uno de ellos.
Un príncipe. El príncipe. La persona a la que la totalidad de las personas han venido a ver.
—Todos están aquí para honrar a mi hijo y al reino, de manera que yo los honro a ustedes —sigue diciendo el rey, haciendo añicos sus pensamientos como si fueran de vidrio. Alzó los brazos para señalar los numerosos palcos y sus ocupantes. Aunque Hinata hace todo lo posible por no quitarles la vista de encima, no puede hacer otra cosa que mirar a Naruto. Él sonrie, pero sus ojos no—. Honro su derecho a gobernar. El futuro rey, el hijo de mi hijo, será de su misma sangre, y de la mía. ¿Quien osara reclamar su derecho?
Uno de los hombres ricos grazna:
—¡Yo reclamó la prueba de reinas!
En toda la espiral, los líderes de las diferentes familias gritan al unísono y repiten lo mismo. Conservando una tradición que Hinata no entendía.
El rey sonríe y asiente.
—Comencemos entonces.El rey voltea en el acto, y se sienta en su trono. El resto de la espiral sigue la dirección de su mirada y los ojos de todos se posan en una familia vestida de color plata, un viejo avanza con una extraña vestimenta y hace un movimiento brusco con una mano.
Hinata no sabe que esperar.
La plataforma se tambalea de súbito, ladeándose. Hinata casi se tropieza y salta, un sirviente choco contra ella y el trago que tiene a su lado, mientras resbalaron por un carril invisible. Con el alma en un hilo ve que el resto del jardín espiral rota.
La estructura entera gira bajo el mando de un viejo, hasta que el escenario queda ajardinado se ensancha en un círculo enorme. Las Terrazas bajas retroceden, para alinearse con los niveles superiores, y la espiral se convierte en un cilindro inmenso abierto en el cielo.
Las personas parecen intrigadas con algo que no pueden controlar. Todos miraban boquiabiertos, sumergidos en el evento.
Aparece una chica que no tiene más de catorce años, sonríe a los suyos. Es menuda en comparación a las estatuas, pero curiosamente sus manos son grandes. El resto de ella parece proclive a ser arrebatada por una brisa. Da una vuelta al cerco, sin dejar de sonreír hacia arriba. Posa su mirada en Naruto, en el príncipe, al que intenta atraer con sus ojos de liebre, o con la sacudida de su cabello rubio. Parecía una niña ridícula, pensó Hinata.
Bajo su presencia, la pequeña hace una danza y muestra sus dotes de bailarina profesional, resaltaba su belleza, y los listones en sus manos danzaban en el aire.
Así que de eso se trataba el concurso.
Una puesta en escena, hecha para exhibir la belleza y el esplendor de las jóvenes y sus habilidades. La hija mas talentosa. Eso era una demostración de poder, con el objeto de enlazar a los príncipes con la mujer más impactante, para que sus hijos puedan ser los más fuertes. Y así ha sido desde hace cientos de años.
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Enamorada de mi cuñado.
FanfictionEn una sociedad dividida por el estatus social, Hinata luchaba por sobrevivir bajo la sombra de los ricos. Humanos arrogantes y llenos de avaricia, con el poder de manejar al mundo a su antojo. Pero cuando Hinata Hyuga -una joven humilde-, conoce a...