Capitulo 12

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Hinata se humedeció los labios con la lengua y se dio cuenta de que aún podía sentirlos.

—Tengo la cara dormida —dijo con un hilo de voz al tiempo que soltaba la mano del príncipe.

Naruto la contempló con la sonrisa irónica de alguien que acaba de descubrir algo sobre si mismo que no esperaba.

—La presera ayudara —colocó la mano en uno de los lados de la garganta de Hinata y deslizó el pulgar a lo largo del borde de la mandíbula en un gesto que solo podía ser una caricia— Eso me recuerda... —echó un vistazo por encima del hombro, como si acabara de recordar que Tenten seguía en la habitación—. Señorita Tenten, ¿ha traído ya ese maldito sirviente...?

—Está aquí —dijo su amiga de pelo castaño, mientras se acercaba a la puerta con la bandeja que acababan de llevar. Al parecer, ambos habían estado demasiado absortos como para notar la llamada del sirviente a la puerta—. El ama de llaves ha enviado una infusión de presera, que huele fatal, y también una botellita que según el sirviente dijo que era solución de ortiga. Y parece que consiguieron el doctor y estará aquí arriba en cualquier momento... lo que significa que usted debe marcharse príncipe Uzumaki.

El chico apretó la mandíbula.

—Todavía no.

—Ahora mismo —dijo Tenten con urgencia—. No debería estar en la habitación de la prometida de su hermano. Al menos, salga ahí afuera. Por el bien de Hinata. La reina la regañara si lo ve aquí adentro.

Naruto miro a Hinata con el ceño fruncido.

—¿Quieres que me vaya?

En realidad, Hinata no quería; sentía un irracional deseo de rogarle que se quedara. Se sentía tan mal que hasta pensaba en pedirle que se quedara con ella. ¡Que mal!

Sin embargo, no podía. ¿Qué pasaría si llegaba la Reina? ¿O si aparecía Sasuke? Le harían preguntas. Y además querrían saber porque estaban Tenten y Naruto ahí.

No podía decirles que había pasado la noche bailando con el príncipe.

—Seguiré respirando —le susurro al final—. Sera mejor que te marches.

Naruto asintió.

—Esperare en el pasillo —anuncio de mala gana antes de levantarse de la cama. Le hizo un gesto a Tenten, para que se acercara con la bandeja y volvió a mirar a Hinata—. Bébete la infusión de presera, sin importar lo horrible que sea su sabor, no la escupas. O yo vendré aquí y te la haré tragar —cogio su chaqueta y salió de la habitación.

Con un suspiro de alivio, Tenten dejó la bandeja en la mesita que había junto a la cama.

—Gracias a Dios —dijo—. No estaba segura de cómo iba a lograr que se marchara si llegaba alguien y nos veía. Espera..., deja que te ayude a incorporarte un poco, y te pondré otro almohadón por detrás.

Su amiga la levantó con eficiencia, demostrando una sorprendente fuerza y competencia. Tenten cogio la enorme taza que contenía un líquido humeante y presionó el borde contra sus labios.

—Toma un poco de esto, querida.

Hinata trago el amargo líquido marrón y pensó que sabía a agua de charco, apartó la cara con repugnancia.

—¡Puajj! ¡Qué asqueroso sabe!

—Más —dijo Tenten de forma implacable al tiempo que lo inclinaba sobre su boca una vez más.

Hinata bebió de nuevo.
Tenía la cara dormida que no fue consciente que parte de la medicina se había derramado de sus labios hasta que Tenten cogió una servilleta de la bandeja y le limpio la barbilla.

 Enamorada de mi cuñado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora