Capitulo 8.

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—Todavía no entiendo, ¿cómo me habéis convencido de venir hasta aquí? —Hinata no podía creer que estuviera en los jardines privados de los ricos más importantes de la Mansión.

—Por lo menos no te pareces a un pato adornado para el Año Nuevo —Tenten se sentía totalmente perdida, mientras se acomodaba el corpiño que Hinata gustosamente le había prestado a escondidas.

Hinata sin embargo, no podía evitarse sentirse incómoda e insegura. Se había puesto una blusa blanca semi trasparente y dejaba entrever su enorme busto sujetado por un corpiño de crepé tornasol con lame de plata.

—Estás guapísima. No pongas esa cara —Tenten la animo.

—Puede ser que no esté tan mal... pero no se porque me deje convencer de hacer esto.

—Querida, estas deslumbrante. Los hombres caerán como moscas a medida que te abras paso por el salón —y la hizo girar en el sitio—. ¡Fantástica!

Tenten se encargó del vestuario de las tres, porque Ino también se encontraba a medio metro junto a ellas. Era la especialista en moda. Y la dueña de un armario a rebosar de prendas cortas  e insinuantes. La rubia lucia un vestido de tul rojo bordado que caía con suavidad hasta la línea del tobillo. Tenía un hombro al descubierto  y la tela se le recogía al otro hombro, en una especie de nudo de lo más sensual.  Su cabello rubio pálido brillaba sobre sus hombros en pequeños tirabuzones y sus ojos delineaban una profundidad aún mayor de lo humanamente posible.

—Para fiestas estoy yo... —las chicas le rogaron y fue imposible negarse.

Entre súplicas, Tenten les aseguró que sería una de las mejores fiestas para olvidar el fin de semana largo.

—Eres hermosa —le dijo Tenten a Ino. Feliz de que su amiga diera con sus resultados de belleza.

El plan pretty woman estaba en marcha.

—Basta, no es cierto —Ino se sonroja.

—Y Hinata parece una diosa griega —le guiña el ojo Tenten.

Hinata se sonrojó tanto como el vestido rojo de Ino. Las chicas no dejaban de halagarla y ella no estaba acostumbrada a tantos piropos juntos.

—Gracias. Os quiero chicas —su voz tembló emocionada.

—Ni que lo digas —murmuro Ino—. Si la reina se enterase que nos escapamos al evento de los ricos, me matará. ¡Y yo también te quiero!

—Si, nosotras te queremos mucho. ¿Intentamos acercarnos un poco?

Ino sonrió nerviosa. Resultaba gracioso comprobar que la primera acción del plan llegaría a manos de Tenten. Pues la castaña le había dicho que en esa fiesta estaría un chico que siempre le había dicho que estaría encantando de conocerla. El hombre pidió de forma discreta que fuera invitada al evento.

¿Cómo me conoce? Había preguntando Ino. Pero lo importante para Tenten era que el hombre estaba soltero, deportista, con una empresa propia y guapísimo. No podría ser mejor. Era la oportunidad perfecta para unir a Ino con algun chico guapo y rico.

Hinata observaba absorta el cielo, esperando que nada esa noche saliera tan mal.

—¿Se puede saber porque miras las estrellas? —Tenten pregunta intrigada.

—Nada, nada. Admiraba el cielo. Es una noche ¡preciosa!

—¿Estás bien? —Tenten frunció el ceño desconfiada.

—Divinamente. Vamos al salón que quiero que todos admiren a las maravillosas amigas que me hice —Tente frunció el ceño aún más. Algo le pasaba y lo sabía.

 Enamorada de mi cuñado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora