Capítulo 18

1K 121 54
                                    

▲───────◇◆◇───────▲

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

▲───────◇◆◇───────▲
.
.
.

Mirai se lanzó en su cama boca arriba. Miró el techo durante varios minutos en completo silencio, admirando cada pequeña grieta que había en el cemento. Estaba súper aburrida y eso era lo mejor que podía hacer, fue el mejor entretenimiento que encontró.

Por primera vez en días no tenía nada en lo que centrarse. Durante la última semana había tenido la cabeza en varios lugares, lo que no le había permitido el lujo de aburrirse, pero ahora era otro asunto. Su madre y su padre estaban trabajando en la cafetería, como eran vacaciones se encontraban muy ocupados con toda la clientela; su hermana menor había ido a casa de una amiga a pasar el día, supuestamente estudiarían —cosa que Mirai no dudaba conociendo lo aplicada que era Hikari— y pasarían juntas la noche; Takemichi se hallaba en su casa recuperándose lentamente y le habían sugerido reposo; Celeste no la había llamado y... ¡Eso era! ¡Celeste!

Mirai no tenía muchos amigos, pero recientemente había forjado un lazo bastante fuerte con varias personas, y esa muchacha era una de ellas. Cuando no estuviera con Takemichi, podía llamar a Celeste.

Dispuesta a terminar con ese aburrido día, Mirai abrió el celular que traía en sus manos y se dispuso a buscar entre su lista de contactos el de la pelirrosa. Le sacó una sonrisa tonta ver cómo en tan poco tiempo la cantidad de números archivados había aumentado tanto. Seguramente Celeste se pondría muy feliz, sería la primera vez que fuera Mirai quien la llamara.

La ferviente búsqueda se pausó por un momento cuando aquellos orbes grises se detuvieron observando un nombre en específico: Emma. La hermana de su novio, la muchacha que había conocido hace un tiempo atrás pero no habían intercambiado palabras hasta aquel día en el hospital, el mismo día en que Takemichi recobró la consciencia.

.
.
.

Mirai había pasado la noche en esa silla, sentada junto a la camilla de su mejor amigo, aferrada a su brazo insociente, esperando a que él despertara. No había ido a casa, se limitó a informar a su madre de la situación por teléfono, y la misma envío con su padre la comida y todo lo necesario para que pudiera quedarse allí; luego —cuando estuvo menos saturada del trabajo— fue en persona a ver a su hija.

Los médicos habían dicho que Takemichi estaría bien, que solo eran unas fracturas y que necesitaba reposo, aún así Mirai no se separó de él.

Estaba agotada y hecha una mierda. Se encontraba mirando al rubio, esperando que él abriera sus ojitos en cualquier momento. Necesitaba irse a casa. Debido a su distracción, no notó como alguien se metía también en la misma habitación.

—Vaya —comentó una voz detrás de la castaña, provocando que la misma diera un pequeño respingo en el lugar debido al susto—. Pero si es Mirai, la Mirai de la que todos hablan.

Wabi-sabi •|Tokyo Revengers|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora