Capítulo 26

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Mirai tragó en seco al observar el serio semblante que portaba Celeste

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Mirai tragó en seco al observar el serio semblante que portaba Celeste. Pocas veces en el tiempo que llevaban siendo amigas la había visto con una expresión así. Su mejor amiga solía estar siempre sonriendo juguetona, bromeando o diciendo tonterías, pero ahora no parecía haber rastro de aquella niña.

Celes se encontraba sobre la cama de Mirai, sentada en la orilla, con un pie sobre el otro otro, ambas manos sobre sus rodillas y la barbilla apoyada en sus manos. Su mirada dorada parecía devorar a Mirai, quien se encontraba frente a ella, de pies cruzados en el suelo, encogida de hombros, con un pequeño sonrojo en sus mejillas y asustada.

—¿Sabes que pasa el 20 de agosto, Rai Rai? —inquirió la pelirrosa, circunspecta.

Mirai pensó por unos segundos la respuesta, con la boca abierta.

—¿El día de la Victoria? —preguntó, forzando una sonrisa. La historia tampoco era su materia.

—No —contestó su amiga, sin siquiera saber qué coño era el Día de la Victoria—. ¡Es el cumpleaños de Manji!

Tras ver a la Izumi exclamar con alegría —y un curioso cambio drástico de personalidad— aquello acompañado con un brinquito, Mirai sintió que todo el peso que tenía en sus hombros la obligaba a lanzarse al suelo. Justo cuando pensaba que Celeste diría algo con sentido y algo de seriedad.

—¡Será el primer cumpleaños que pasen juntos de toda una vida! —dijo alegre la de orbes dorados, con estrellitas en sus ojos y una risa tan escándalosa que parecía sacada de uno de los mangas que leía Mirai—. Sabía que él no te había dicho, por eso tenía que hacerlo yo.

—El cumpleaños de Jiro-kun... —repitió la Hoshizora, pensativa, con una sutil sonrisa.

—¡Si! —gritó de vuelta Celeste, bajándose de la cama para ir corriendo dónde Mirai. Se agachó a su lado y la abrazó de los hombros, para con su brazo hacer un movimiento en el aire como si le estuviera enseñando algo—. Y vamos a hacerle la mejor fiesta sorpresa de la historia, pero para ello necesito tu ayuda, Rai Rai.

—¿Mi ayuda? —cuestionó la castaña, pestañeando consecutivas veces.

—¿Quién crees que será la distracción? —revatió Celeste, obvia—. Tú te llevas al Manji ese día a algún lado, en una salidita bien romántica y bonita y cuando yo te llame lo regresas. Entonces cuando abran la puerta de la casa, BUM, CABUM, FELICIDADES MANJI. —Hizo gestos exagerados como de explosiones con sus manos y sonidos que hacían alusión a estas con su boca—. Todos van a estar como: YEI; y Manji va a estar como: GRACIAS, CHICOS. Y yo voy a ser la party planer y Manji va a tener que agradecerme y abrazarme aunque no quiera. Y va a ser un éxito. Es muy simple —concluyó, sonriéndole a Mirai, completamente quieta, como si todos los gestos alocados que hizo anteriormente con su cuerpo no hubieran existido.

Los cambios de humor de Celeste eran algo que sin duda preocupaban a la de plateados orbes.

—Vale... —respondió Mirai, temerosa de lo que pudiera pasar si refutaba el plan tan "normal" de Celeste de lo que ocurriría ese día.

Wabi-sabi •|Tokyo Revengers|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora