Capítulo 22

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Después de que Emma arrastrara a Kyomi y Draken lejos del grupo, los dos últimos se habían acostumbrado al paso de la Sano y ahora la seguían sin la necesidad de ser llevados por la misma

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Después de que Emma arrastrara a Kyomi y Draken lejos del grupo, los dos últimos se habían acostumbrado al paso de la Sano y ahora la seguían sin la necesidad de ser llevados por la misma. El ambiente era un poco tenso al principio, pero con el tiempo cualquier rastro de incomodidad se esfumó dejando únicamente un cálido sentimiento de diversión.

Poco a poco Emma y Kyomi se fueron juntando cada vez más, llegando a olvidar —en ocasiones— que Draken se encontraba allí. Jugaron juntas la prueba de puntería, compraron comida para la otra sabiendo a la perfección sus gustos, bromearon y fueron de lugar en lugar examinando todo. El festival fue llenándose de buenos recuerdos que construyeron juntas.

Ken, por su parte, las observaba desde atrás con una sonrisa. A su parecer esas dos siempre habían encajado a la perfección. Eran mejores amigas, y aunque a veces ellas se portaran como rivales por alguna razón que él desconocía, la verdad es que nadie las entendía mejor que ellas mismas. Kyomi siempre parecía saber que afligía a Emma, Emma siempre parecía saber que pensaba Kyomi.

—¡Ten! —exclamó Emma, extendiéndole a Draken uno de los dos paraguas que había comprado. Había comenzado a llover de la nada, y ella no quería que nadie se resfriara.

El rubio tomó el objeto con una ceja alzada, sin dejar de mirar a la Sano—. ¿Por qué compraste solo dos?

Ante aquella pregunta, Kyomi se acercó donde ellos dos, se colocó al lado de Emma, y cuando su mejor amiga la miró ambas sonrieron cómplice. Emma volvió a dirigir su vista dónde Ken, abrió el paraguas y ensanchó su sonrisa.

—Es obvio, Kyomi y yo compartiremos el mismo —contestó, tras unos segundos en silencio.

Draken soltó una carcajada contento, le alegraba ver que los ánimos de esas dos estuvieran por los cielos. Él también tuvo que abrir su paraguas, la sutil lluvia se había transformado en un torrencial.

—¿Deberíamos regresar ya? —inquirió Kyomi, pegándose más a Emma. Las gotas de agua caían como cuchillos del cielo—. Nos hemos divertido lo suficiente por hoy, además, en la tontería nos alejamos del grupo.

—Estoy de acuerdo —dijo Ken, sorprendiendo a las dos féminas. Inmediatamente su vista se posó sobre Kyomi—. No queremos que vuelvas a enfermarte en verano.

La chica sintió sus mejillas arder tanto que tuvo que llevar ambas manos a su cara para ocultar su sonrojo. Ante la tierna acción de su mejor amiga, Emma solo pudo soltar un par de carcajadas.

—Vale, ya es tarde, regresemos —afirmó la Sano, mirando el cielo, la verdad era que estaba horrible. Con lo bien que había ido la noche era un desperdicio marcharse ahora, mas Kyomi tendía a pescar resfriados con facilidad y no quería volver a verla enferma, al menos no tan pronto.

Sin nada que objetar, los tres comenzaron a caminar alejándose del festival. Iban codo con codo. Eran Emma y Kyomi quienes hablaban triviales como de costumbre, el varón solo las escuchaba en silencio y de vez en cuando añadía algo.

Wabi-sabi •|Tokyo Revengers|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora