Capítulo 39

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Alexia guardó su teléfono en el pequeño bolsillo de su camisa

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Alexia guardó su teléfono en el pequeño bolsillo de su camisa. Había terminado de hablar con Mirai, llamada en la que se le había explicado el por qué de su ausencia a clases ese día y la necesidad que tenía de que se reunieran todas las chicas en su casa.

Hina caminaba a su lado. Ella había sido informada por Emma de la situación familiar que tenían en su hogar en la noche. También le había contado que Celeste se fue a dormir a casa de Mirai y que estaba muy mal.

Ambas chicas caminaban a la par, bastante preocupadas. La pelirroja trataba de disimularlo, pero Hina era mucho más sincera y se la pasó parloteando acerca de lo horrible que debía sentirse la pobre Celeste, y sobre todo el infierno que debió haber sido pasar esa noche lejos de su hermano. No era un secreto para nadie que los Izumi estaban muy unidos.

—Espero que esté mejor —dijo la Tachibana, con un semblante triste.

Alexia iba a contestar a las palabras de su amiga. Justo cuando encontró la forma correcta y menos ecpática de hacerlo, sintió como alguien jalaba los audífonos que colgaban de su cuello. Por cuestión de respeto no los traía puesto, pero ellos iban a todas partes con ella.

Se volteó dispuesta a comerse vivo al causante de aquello. Su rabia solo aumentó más cuando descubrió al amigo de Sano Manjirō removiendo sus audífonos con una sonrisa socarrona.

—Lo que me faltaba —farfulló Alexia, poniendo los ojos en el cielo. Inhaló y exhaló tratando de encontrar la paciencia necesaria para no matar a ese troglodita—. No tengo tiempo para esto, Rapunzel.

—Te dije que ibas a arrepentirte por llamarme así, pelirroja —contestó Keisuke, sin poder disimular la furia que le provocaba que esa mera muchacha lo llamara de ese modo. Se le marcó una vena en la frente y arrugó tanto el entrecejo que se le deformó la cara.

Había hecho aquello para molestarla, pero al final ella lo molestaba a él. La odiaba.

—Dame eso —exigió la Shinomiya, estirando su mano con total calma. Esperó pacientemente a que Baji colocara sus audífonos en su mano, pero eso jamás pasó.

En cambio, el castaño eliminó la tensión que azotaba su rostro y esbozó una gigantesca sonrisa. Comenzó a examinar los audífonos como si le importara cuando en realidad solo hacía aquello para molestarla, cosa que estaba logrando de a poco.

—Que suerte encontrarnos aquí, chica del novio —comentó una segunda presencia masculina, detrás de Hinata.

La Tachibana, que hasta el momento examinaba la escena protagonizada por Keisuke y Alexia negando con su cabeza, tuvo que dar un pequeño respingo en el lugar al sentir el aliento de esa familiar y engreída voz susurrándole al oído.

—No hagas eso —exigió Hinata, llevando una mano a su oído. Se volteó a verlo y trató, por todos los medios, de disimular que aquello le había erizado los pelos.

Wabi-sabi •|Tokyo Revengers|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora