Las clases habían terminado por completo ese día. Hinata caminó sola por las calles de la ciudad, ese día tenía un encuentro con su tutor privado, debía mantener sus calificaciones altas. Aunque la entristeció un poco no poder acompañar a Mirai y Alexia —a quien la castaña se había encargado de meter en el grupo a sal y sangre—, estaba felíz porque habían quedado en ir juntas a un baño público próximamente.
Una sonrisa tonta se dibujó en su rostro. Se estaba haciendo de grandes amigas y poco a poco su juventud comenzaba a llenarse de increíbles recuerdos.
Quiso llamar a Takemichi para hacer algo luego de sus clases extras, pero él le había dicho que tenía un asunto importante que resolver, que se lo recomepnsaría más adelante. Esto también la puso felíz. Si bien su relación no iba viento en popa, lograban salir adelante con los pocos momentos que tenían.
Dio vuelta a una esquina y se encontró con un callejón oscuro. Recordaba a la perfección ese atajo. Si quería llegar cinco minutos antes, podría tomar ese camino y ahorrarse una buena caminata, pero Hinata todavía no era tonta. Ella siempre esquivaba ese lugar dando una increíble y maravillosa vuelta.
Esa era su rutina y eso estaba dispuesta a hacer, hasta que chocó con el pecho de un joven que se encontraba indagando en su teléfono algo. Ambos iban distraídos, así que no fue culpa de ninguno en específico.
—Lo siento —dijo la Tachibana, incorporándose.
El tipo no contestó, en cambio guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón rasgado. Se inclinó a verla y al examinarla descaradamente esbozó una sonrisa complacido con lo que veía.
—Vaya, vaya —murmuró, relamiéndose el labio—. ¿Qué tenemos por aquí?
Todos los sentidos de alarma dentro de Hinata se activaron. Ya conocía esa frase, era la típica que se decía antes de intentar hacer algo indebido. Intentó contra todo pronóstico escapar, y antes de que él terminara su oración, ella se escabulló por el costado, tratando de seguir de largo.
Hoy definitivamente no era su día. Frente a ella habían dos chicos más, que impedían que siguiera su camino. Se mostraban amenzantes y estoicos. Uno tenía un bate en la mano y el otro se encontraba lamiendo una navaja. Si querían intimidarla lo habían logrado.
—Les pido que abran paso, estoy apurada —exigió completamente seria la de cabellos salmón. Dejar que el miedo la consumiera no era lo suyo y nunca lo sería.
—La gatita ha sacado garras —comentó uno, dándole pequeños golpecitos a su bate con su otra mano.
—Si hasta resulta que va a ser una amargada —añadió jocoso el que se encontraba a su espalda. Se volteó a verla y tomó uno de sus brazos para elevarlo en el aire, el hecho provocó que la joven soltara su maleta—. Anda, no seas aburrida.
—Suéltame —ordenó ella, frunciendo el ceño. Hizo un ademán brusco por separarse, pero la fuerza de su contrario lo impidió.
El chico ignoró la solicitud de la chica y comenzó a arrastrarla rumbo al callejón, acompañados de los demás. La lanzó contra la pared de forma tosca y se posicionó al frente, no muy cerca.
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Wabi-sabi •|Tokyo Revengers|•
Fanfiction─✎WABI-SABI┊Hace referencia a la capacidad de encontrar la belleza, armonía y el bienestar en la imperfección.❞ ─── Él... Era un desastre, un chico que vivió un pasado horrible y cargó consigo un peso inimaginable. Temido por muchos y respetados po...