Capítulo 36

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Alexia vio al otro lado de la calle a su objetivo

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Alexia vio al otro lado de la calle a su objetivo. Una sonrisa ladina asomó en su rostro. Se quitó los audífonos y los dejó alrededor de su cuello. Se acomodó el maletín en el hombro y lo apretó contra su cuerpo con su brazo, guardó ambas manos en su abrigo deportivo y comenzó a caminar. No tenía mucho tiempo.

Ese día se había despertado antes de lo normal solo para poder encontrarse con esa persona. Ni siquiera le importaba llegar tarde a la escuela, solo quería resolver ese asunto de una vez, y ella sabía que la mejor persona era ese chico.

El viento del otoño jugó de las suyas en esa mañana fría. A medida que sus pasos la acercaban fue aumentando el ritmo, con temor a que su objetivo escapara.

—¿Sano Manjirō? —inquirió, colocándose detrás. Sus últimos pasos resonaron contra el suelo, indicando la potencia de su andar.

Los dos varones que andaban frente a ella se detuvieron abruptamente tras escuchar aquello. Se hallaban discutiendo mientras iban a la escuela, no esperaban encontrar una distracción. Para ellos, era otra mañana normal. Ninguno esperaba lo que estaban a punto de escuchar.

Ambos se miraron curiosos antes de voltearse. Tanto a Mikey como a Keisuke les sorprendió encontrar a esa chica mirándolos de ese modo. Se veía ligeramente intimidante, un tanto misteriosa y jodidamente peligrosa. En sus orbes había un brillo peculiar, parecido al de un zorro.

—¿Quién lo busca? —cuestionó Keisuke, caminando hasta colocarse entre ella y el Manjirō. Arqueó una ceja y se encorbó hacia adelante. No le gustaba la forma tan prepotente de esa joven para mirar a su amigo—. ¿Qué quieres del comandante?

—Esto no te incumbe. Aparta de mi camino, Rapunzel —espetó Alexia, sin moverse. No le apartó la mirada ni huyó del semblante amenzante que le obsequiaba el Baji. No, eso no era cosa de ella.

La chica, en cambio, se mantuvo firme. Con las manos en sus bolsillos, los pies ligeramente abiertos, el viento moviendo su falda y su flequillo. Ese brillo en su mirar no desapareció, todo lo contrario, se intensificó. Alexia odiaba los obstáculos, pero estos nunca parecían ser suficientes para evitar que ella consiguiera lo que quisiera.

—¿Cómo me llamaste? —preguntó irritado él. Una vena furiosa se asomó en su frente y otra en su cuello. Sintió que la furia salía a flote. Esa muchacha lo sacaba de quicio con su semblante engreído—. ¿Eh, pelirroja?

—¿Encima de estúpido eres sordo? —rebatió la Shinomiya, cruzándose de brazos. Dibujó una sonrisa de medio lado, todavía más creída que antes—. Que te apartes dije.

—Oye, ¿tú sabes con quién estás hablando? No te hagas la valiente.

—Baji, a un lado —ordenó Manjirō, caminando hacia la escena. Antes le había sacado una risita escuchar la discusión, pero sabía que debía intervenir lo antes posible.

Conocía a esa pelirroja. Celeste había llevado bastantes fotos a casa últimamente de ella en el círculo de chicas. Mirai también le había hablando de Alexia. Él había tenido la oportunidad de verla al menos de solsayo dos veces.

Wabi-sabi •|Tokyo Revengers|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora