Capítulo 6

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Sigo a Hades que acaba de entrar al ascensor y entro con él. Marca el número del piso al que vamos y las puertas se cierran. Me remuevo incómoda al estar sola con él, su presencia es tan imponente que ya quiero que abran las puertas para salir.

Volteo la cabeza discretamente para verlo y cuándo lo hago pego un brinco al ver que está recostado a la pared mirándome fijamente. Rápido, vuelvo a mirar al frente mientras siento mis mejillas calientes.

—Monjita, mirarme no es un pecado. —Dice y veo que sonríe de lado.

—¿Quién dijo que yo quería mirarte? —Pregunto en un susurro.

—Yo solo digo. —Se encoge de hombros.

Vuelvo a mirar al frente. Siento como él se acerca a mí e inmediatamente me tenso. Su brazo roza con el mío y mi corazón se agita al instante.

—Oye, relájate, siento que te dará un infarto en cualquier momento... Me asustas. —Sentir su aliento en mi oído sí que me va a provocar un infarto.

—¿Por qué hablas tanto? Frente a los chicos no dices prácticamente nada. —Digo en un intento por no pensar en su cercanía.

—Perdón por querer interactuar con mi compañera de habitación. —Dice sarcástico y se aparta al otro lado del ascensor.

Me siento mal al instante, acabo de ser una pesada con él cuando incluso me regaló la rosa que quería.

—Hades, lo siento, yo... —Él me interrumpe antes de terminar.

—Olvídalo. —Dice cortante y sale del ascensor al ver que llegamos a nuestro piso.

Caminamos por el pasillo en silencio hasta llegar a nuestra habitación. No puedo evitar sentirme una mala persona; para él es normal hablar y estar cerca de una chica, pero para mí no lo es. Debo acostumbrarme a esto o no haré ningún amigo.

Abre la puerta y se adentra seguido de mí. Veo que la habitación es grande, tiene un baño dentro, un estante para las cosas, un armario, una puerta de cristal que da a un balcón, una cama...

¡Una cama!

—Solo hay una... —Me corto a mí misma y veo que Hades me mira con una ceja arqueada.

Me sonrojo al instante. Dormiremos literalmente juntos; pensaba que dormiríamos en la misma habitación pero en camas separadas.

Calma Amelia, esto es normal aquí, relájate y déjate llevar.

Hades se quita los zapatos y se tira en la cama, mientras yo no sé qué hacer así que salgo al balcón para admirar las vistas a la playa. Abro la puerta y me paro frente a la baranda; el lugar es hermosos, huele tan bien que dan ganas de vivir aquí.

Luego de unos minutos vuelvo a entrar y sigo en las mismas. Quiero sentarme, pero me da vergüenza hacerlo en la cama junto a él. Respiro profundo y tomo el valor necesario para rodear la cama y sentarme del lado vacío. Me siento con la espalda recta y las manos en las piernas.

Esto es demasiado incómodo.

—Hades, yo lo siento mucho, no quería hablarte así en el ascensor, es solo que no estoy acostumbrada a la cercanía de ningún chico y me puse nerviosa. —No escucho respuestas de su parte, así que me volteo hacia él para comprobarlo, pero el sonido de la puerta me hace dar un brinco y levantarme al instante.

Voy casi corriendo para abrir y una feliz Mara se me lanza a abrazarme.

—¡Aquí estás! ¿Lista para salir de comprar? —Pregunta y yo asiento mientras dejo que se adentre a la habitación.

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