Capítulo 25

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(Inglaterra)

Cuatro años atrás.


No pude hacerlo. No tuve el valor para matarlo.

Mi padre debe estar retorciéndose en su tumba en este instante; me siento una rata traidora al tener sentimientos hacia su asesino.

Coloco mis manos sobre su pecho y lo empujo un poco para separar nuestros rostros. No quiero verlo, tengo mucha rabia en mi interior, más hacia mí misma que hacia él; solo necesito irme de este lugar y jamás volver a saber de él. No lo denunciaré porque al fin y al cabo está aquí por librarse de ella, sería perder mi tiempo en vano. Que Ángel haga lo que le venga en gana con su venganza, yo me retiro.

Él me perdonó la vida esa noche y yo se la he perdonado hoy, ya estamos a mano.

Seco mis lágrimas y me levanto del césped con intención de marcharme, pero antes debo hacer la pregunta que tanto tiempo lleva dando vueltas en mi cabeza.

—¿Por qué? —Mi voz sale en un susurro roto.

Él se incorpora hasta quedar frente a mí, veo que traga saliva y toma una de mis manos entre las suyas.

—Amelia... —Me deshago con fuerza de su agarre y pierdo la calma.

—¡¿Por qué?! —Grito mientras mis lágrimas caen nuevamente sin control.

—Amelia, debes calmarte. —Susurra y da un paso hacia mí para intentar tocarme pero retrocedo mirándolo con odio.

—¡Sabías quien era yo! ¡Todo este tiempo lo supiste y me viste la cara de idiota! ¡¿Qué querías, divertirte conmigo y luego matarme cuando te aburrieras?!

—Las cosas no son así, tú me gustas. —Dice y, por más que intento sentir repudio por sus palabras, no puedo.

—¡Estás enfermo! ¿Pero sabes qué es lo peor? Que yo estoy igual de enferma que tú, porque a pesar de saberlo no puedo matarte, porque por primera vez me enamoré y no tengo el valor de acabar con tu miserable vida. —Gruño mientras veo que él me observa con el rostro entristecido. De un momento a otro comienzo a reír, a carcajearme durante unos segundos.

—Amelia... —Intenta acercarse nuevamente con la preocupación en su rostro.

—¿Sabes lo gracioso que es esto? —Pregunto sin dejar de reír. —¡Me enamoré del asesino de mi padre! —De la risa paso al llanto nuevamente y comienzo a golpear su pecho con toda mi fuerza. —¡Me enamoraste, maldito! ¡No fue suficiente con quitarme lo único que me quedaba! —Estoy histérica y mi cabeza da vueltas y vueltas recordando todo lo que pasó aquella noche, todo lo que vivimos aquí dentro. Y tal vez debería estar asustada porque es un peligroso y loco asesino, pero no lo estoy, ya no me interesa nada, si quiere matarme que lo haga de una vez por todas.

—Maldita sea, Amelia. —Gruñe con fastidio y, en un rápido movimiento, me levanta sobre su hombro como un saco de papas para comenzar a caminar.

—¡Suéltame, desgraciado! —Ordeno mientras golpeo su espalda baja una y otra vez. Me remuevo para que me baje pero ni siquiera se inmuta. —¡Bájame ahora mismo! ¡Acabaré contigo, ya verás! —Grito con rabia y siento como ríe por lo bajo.

—Claro, como acabaste conmigo hace un rato. —Se burla y yo abro la boca sin creer que haya dicho eso.

—Juro que ahora sí que te mataré, desgraciado. —Digo entre dientes. —Solo espera a que me bajes de aquí.

—Bien, pues para que hacerte esperar más. —Luego de decir eso siento como me suelta y caigo de espaldas dentro de una fuente. El agua helada me hace jadear cuando hace contacto con mi piel y comienzo a tiritar mientras observo a Hades venir hacia mí con sólo sus pies sumergidos.

Inocente✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora