Capítulo 28

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(Alemania)

Cuatro años atrás.

Aquella misma noche nos fuimos de su casa. Luego de unas llamadas subimos al auto y, tras asegurarnos de que nadie nos seguía, emprendimos un largo viaje de dos días hasta llegar a una zona apartada de las ciudades. Un pequeño complejo de apartamentos muy discreto, pero no por ello menos lujoso. Juliet, la psiquiatra de Hades, nos esperaba en lo que sería nuestro hogar temporalmente; ella nos había brindado su casa para protegernos.

El tiempo transcurrió muy rápido; los meses pasaban con tranquilidad, sin problema alguno. Ángel, según me había dicho Hades, había vuelto a Inglaterra; probablemente, luego de buscarnos por cuatro meses, había desistido. Aún así, decidimos que nos quedaríamos aquí hasta que naciera el pequeño Max, ya que teníamos alguien que nos atendía desde el primer momento de mi embarazo y no queríamos cambiar; fue muy difícil encontrar un doctor que no me juzgara con la mirada por estar embarazada a mi edad.

Sí, tendríamos un pequeño niño. Luego de cinco meses finalmente se dejó ver en los ultrasonidos, y yo estaba muy feliz porque sería un mini Hades. Recuerdo que aquel día quien me acompañó fue Juliet, porque Hades debía viajar para asegurarse de que Ángel se había marchado de Alemania. Mi alegría fue tanta que estaba loca por llamarlo para decirle, pero ella me recomendó que mejor le preparáramos una sorpresa para cuando llegara, y así hicimos.

Llegaba el día siguiente, así que nos pusimos en marcha y compramos lo necesario. Llenamos el salón de globos azules y rosados, Juliet hizo un pastel con los mismos colores y preparamos un globo grande de color negro que tendría dentro mucho confeti de color azul. Alan había venido para ayudarnos y se le había ocurrido una genial idea. Él venía a visitarnos casi todos los fines de semana, se había convertido en mi mejor amigo junto con Juliet, y tenerlos conmigo en ese momento tan importante no podía hacerme sentir más dichosa.

—¿Seguro que es una buena idea, Alan? —Pregunté un poco nerviosa al saber lo que tramaba mi amigo.

—Por supuesto que sí. —Respondió con una sonrisa de oreja a oreja.

Iba a refutar, pero escuchamos el sonido de unas llaves abriendo la puerta. Los tres nos pusimos de pie junto al sofá del salón mientras Hades entraba. Al hacerlo se quedó extrañado de vernos parados esperándolo, pero luego sonrió al ver los globos y el pastel.

—¡Pero que bienvenida más acogedora! —Dijo con una pequeña sonrisa mientras se acercaba a nosotros.

Me besó en los labios antes de saludar a los chicos. Luego volvió a mí y me abrazó por unos segundos; nunca me cansaría de sus abrazos ni de su aroma. A pesar de que sólo estuvo un día lejos ya lo extrañaba mucho.

—Bien, tortolitos, llegó el momento más esperado, la revelación del sexo del bebé. —Dijo Juliet mientras alejaba a Hades de mí y lo llevaba hasta el punto exacto donde debía estar parado según el plan.

Yo no podía dejar de sonreír con emoción, anticipando su reacción. Estaba nerviosa y ansiosa, sobre todo por la manera en que iba a enterarse.

—¿Qué te gustaría que fuera? —Le pregunta Alan mientras entrega el globo negro con un pincho.

—No me importa lo que sea, voy a amar a ese bebé igualmente. —Responde y yo intento contener las lágrimas que quieren salir.

Sé que él quiere un niño; las veces que habíamos hablado sobre eso podía ver el brillo en sus ojos al pensar en cómo sería jugar con su hijo a los videojuegos y al baloncesto. Le hacía ilusión tener una niña hermosa que cuidar y consentir, pero no tanto como cuando hablaba sobre un niño.

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