AMELIA
Ya se ha hecho de mañana y todos estamos listos para irnos. Asegurándome de haberme puesto el chaleco y todo lo que necesito, salgo junto a Hades hacia la camioneta.
Esta madrugada luego de despertar a todos, comenzamos a organizarnos mejor; la pesadilla que tuve me ayudó a ver algunas fallas en el plan. Mara y Alec se quedarán en la camioneta fuera de la casa para vigilar las cámaras minuciosamente y avisarnos en caso de que los cómplices de Ángel nos ataquen de imprevisto. El resto de los chicos estarán en la parte de atrás del laberinto, escondidos en espera de mi señal.
Al bajar de la camioneta y despedirme de los chicos, respiro profundo, aliso la falda del uniforme y avanzo hacia la heladería. Saludo a mi compañera de turno y juntas comenzamos con los primeros clientes. Agradezco internamente el ambiente frío del local, de no ser así me asaría con esta sudadera, pero es necesaria para que no se note el chaleco.
Las horas pasan y finalmente Alec avisa que se acerca Ángel. Comienzo a ponerme nerviosa.
—Todo saldrá bien, amor. —Dice Hades a través del intercomunicador. Suspiro y asiento levemente.
—Lo sé. —Aseguro.
La puerta se abre y levanto la vista hacia el chico que acaba de entrar. Le doy una cálida sonrisa y él la devuelve.
—¿Me extrañaste hoy? —Dice mientras se acerca y besa la comisura de mis labios. Por un segundo se me paraliza el corazón.
—O te calmas o no verás más las cámaras. —Escucho reclamar a Nathan, y no hace falta ser adivina para saber a quién se lo ha dicho.
—Debo admitir que sí. Me he acostumbrado a tenerte aquí todos los días. —Respondo mordiendo mi labio y noto que logro mi objetivo. Él clava sus ojos en mi boca y traga saliva.
—Perdón por llegar tan tarde, tuve que arreglar unos asuntos, pero ya estoy aquí y te llevaré a casa. —Dice con una sonrisa ladeada.
Unos asuntos, claro, estabas hablando con tus cómplices para ver cómo me mataban.
—¡Genial! Salgo en veinte minutos, no falta tanto. —Él asiente mientras toma asiento en las banquetas qué hay frente al mostrador; el lugar donde siempre se sienta para hablar conmigo.
—Vale... Dame dos conos, uno de mi sabor favorito, ya sabes cuál es, y el otro es para ti así que escoge el que quieras. —Un escalofrío me recorre de pies a cabeza al escucharlo. Lo mismo que sucedió en mi sueño.
—No hace falta que me compres un helado, Ángel, ya haces suficiente con venir y hacerme compañía. —Mi corazón se ha disparado e intento no sonar nerviosa.
—No digas bobadas, me encanta pasar tiempo contigo, no es sacrificio para mí. Además, solo le compro un helado a la chica más linda de esta heladería. —Le sonrío apenada y voy a preparar los conos. Veo como mis manos tiemblan cual gelatina mientras lo hago y agradezco que no pueda vérmelas desde dónde está sentado.
—Te ves muy guapa hoy, llevas maquillaje. —Dice mientras come su helado.
—Gracias, mi amiga Mara me dijo que eso le gusta a los chicos. —Respondo con una sonrisa mientas coloco un mechón de cabello detrás de mi oreja.
En realidad voy maquillada para cubrir las ojeras que llevo encima por no dormir bien anoche.
—¿Quieres impresionar a algún chico? —Pregunta con una sonrisa ladeada, obviamente creyendo que es a él a quien quiero impresionar.
—No, ¿cómo crees? —Jugueteo con mis dedos indicándole que miento.
—Bueno pues si quisieras impresionar a alguien te aseguro que lo lograrías. —Me guiña un ojo y yo bajo la cabeza mordiendo mi labio.
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Inocente✔️
RandomElla es una novicia que debe salir a vivir entre pecadores. Él es prófugo de un psiquiátrico... Ella es luz y él oscuridad... Pero dicha oscuridad es tan tentadora que pone a dudar hasta la más pura de las almas, haciéndola querer quemarse en el inf...